La ciudad de Lewiston, en el estado de Maine (Estados Unidos), sigue con el miedo en el cuerpo. La población esta consternada por el tiroteo masivo que ha dejado 18 muertos, además de decenas de heridos, y se mantiene en alerta por el peligro que supone el supuesto autor de la masacre, Robert Card, que sigue prófugo. Numerosas personas fueron testigo de cómo el sospechoso mataba a sus víctimas a disparos a sangre fría.
Los tiroteos que perpetró el sospechoso pusieron en alerta a todo Lewiston. Los hechos se desarrollaron en parte durante una noche juvenil en la bolera local, donde habrían sido asesinados a balazos varios adolescentes. Uno de los testigos de aquel terror es Brandon. Asegura que acababa de entrar. Se estaba poniendo los zapatos para jugar, cuando escuchó un "fuerte estallido". "Pensé que era un globo. Estaba de espaldas a la puerta. Pero me giré y vi que no era un globo, sino un hombre sosteniendo un arma".
Brandon afirma que salió corriendo y se deslizó hacia donde están los bolos. De esta zona, subió hasta las máquinas que colocan los bolos: "Estuve encima hasta que llegó la policía". Llegó a escuchar 10 disparos y mantuvo el silencio hasta que pudo salir. El resto de personas que pudieron huir del ataque se escondieron detrás de bancos y mesas. Una escena de desesperación total.
Allí, en la bolera, también estuvo Meghan Hutchinson, recoge 'ABC7'': "Me di la vuelta y vi al tirador. No sé si hizo una advertencia o si le disparó a alguien, pero escuché los tiros. Entre los carriles hay algunas puertas dodne se guardan cosas mecánicas detrás, por lo que corrimos todos en esa dirección. Nos atrincheramos y llamamos al 911".
La mujer estaba junto a su hija, Zoey Levesque, de 10 años, a quien rozó una bala: "Es muy impactante, nunca pensé que recibiría un tiro en la pierna. ¿Por qué la gente hace esto? Temí por mi vida. Pensé ¿voy a vivir y salir de aquí? ¿qué va a pasar? ¿vendrá la policía?", agrega la progenitora.
Otro testigo, Riley Dumont, afirma que estaba con su familia cuando escuchó algo parecido a un "fuerte golpe". Su padre, un oficial de policía retirado, les indicó la dirección hasta un rincón y puso protección, incluyendo bancos y mesas, detrás de los cuales se escondían los niños:
"Estaba acostado encima de mi hija, y mi madre sobre mí. Se sintió (el tiroteo) como si hubiese durado toda la vida. Solo recuerdo a la gente sollozando y llorando", ha relatado el hombre sobre lo que tuvo que presenciar.
Los disparos, después de registrarse en la bolera, continuaron en un restaurante cercano y otros puntos de Lewiston. En una universidad cercana había varios españoles. Todos tuvieron que mantenerse en alerta.
"Un chico de clase levantó la mano y dijo: 'Hay un tiroteo en la ciudad'. Todos, sorprendidísimos. Apagaron todas las luces, bajaron todas las persianas y todos -nos quedamos- a oscuras", relata Nerea Barranco, una estudiante de nuestro país en Maine, sobre cómo permanecieron horas.
Las autoridades de Lewiston han identificado al sospechoso como Robert Card, que todavía está prófugo. Supuestamente tiene experiencia en el servicio militar. Varias fuentes informan también de antecedentes de salud mental.
Entre estos citados registros médicos se incluye una estadía de dos semanas este verano en un centro especializado después de que presuntamente amenazara con llevar a cabo un tiroteo en un centro de la Guardia Nacional.