La rehén liberada por Hamás: "Fuimos el chivo expiatorio de Israel; nos abandonaron"

Son las imágenes que están dando la vuelta al mundo: dos secuestradores de Hamás, armados y con pasamontañas, conduciendo del brazo a Yocheved Lifschitz y a Nurit Yitzhak, las dos rehenes israelíes liberadas por “motivos de fuerza mayor” y “enfermedad”. En el vídeo compartido por el grupo fundamentalista se aprecia cómo les ofrecen unas galletas y un vaso de agua antes de dejarlas en manos de Cruz Roja. A toda la secuencia le han borrado el audio menos al instante en el que Yocheved le da la mano a un secuestrador y le desea "paz".

Tras salir del hospital, ya libre de sus captores, ha compartido más detalles con reporteros sobre su estancia en cautividad: denunció el calvario que sufrió cuando los secuestradores armados causaron estragos en su kibutz y se la llevaron en una moto. Recuerda, con dolor, cómo se llevaron a niños y ancianos por igual. En un principio, relata, la golpearon y la obligaron a caminar durante kilómetros, hasta llegar a esa inmensa red de túneles que ha descrito como una "telaraña". Allí, bajo tierra, aún se encuentran su marido y el resto de rehenes, separados por grupos.

Yocheved Lifschitz asegura que sus secuestradores "la trataron bien"

Lifschitz, sin embargo, afirmó que sus secuestradores posteriormente se ocuparon de cubrir sus necesidades. Un médico y, posteriormente, un doctor, la visitaron para hacerle las revisiones pertinentes y comprobar su estado de salud. "Comían lo mismo que nosotros: queso blanco y pepinos", afirmó la víctima.

Su hija, Sharone, aportó más detalles sobre su cautiverio: "Cuando llegó, (los secuestradores) le dijeron que eran musulmanes y que no la harían daño". La víctima, de hecho, explicó que el motivo por el que le había dado la mano a su captor era porque "fueron amables" con ellos y habían cubierto sus necesidades. Lifschitz también denunció la falta de preparación de las fuerzas israelíes durante el ataque del 7 de octubre, diciendo que "dos mil millones" de shekels se habían gastado en sistemas de seguridad que habían fallado.

"Fuimos el chivo expiatorio del gobierno, nos abandonaron. Pasamos por un infierno", lamentó.

Los funcionarios israelíes están aparentemente disgustados con esta entrevista. Fuentes declararon al canal de noticias estatal Kan News que la entrevista fue un "error", y añadieron que es posible que no se celebrara una "reunión preliminar" con la víctima antes de su declaración a la prensa y que, de haberse celebrado, no se formularon "todas las preguntas" relacionadas con la preparación.