Los funcionarios de prisiones del Reino Unido denuncian el absoluto caos y descontrol que hay en las cárceles británicas. Ponen como ejemplo una de las más modernas, HMP Five Wells, inaugurada el año pasado en la localidad inglesa de Wellingborough. Dentro de las instalaciones, la violencia, las armas y las drogas son el día a día, así como las fiestas de reclusos borrachos y los brutales ataques a los empleados penitenciarios.
Los reclusos graban con sus móviles de contrabando la fiestas con alcohol y drogas en las celdas y publican el contenido en las redes sociales. Hablamos de un centro penitenciario que era innovador y supuestamente modélico. Pero la realidad la resume un funcionario, con miedo a mostrar su rostro: "Los presos dirigen la prisión"
El funcionario mostró otros vídeos que demuestran la impunidad con que la que se mueven los internos, así como las constantes vejaciones a las que somenten a sus vigilantes: "Nos arrojan orina y heces a la cara, nos escupen y nos tiran cosas. A un compañero lo apuñalaron hace poco", explicaba otra trabajadora.
Todos ellos -funcionarios- piden más personal y medios para evitar que cualquier día ocurra una tragedia: "Alguien va a tener que ser asesinado aquí para que se tomen medidas". Denuncian, además, que el descontrol en este centro no es una excepción en el sistema carcelario británico.