Frank Rubio, un astronauta de origen salvadoreño y residente en Estados Unidos, lleva vagando por el espacio un año. El profesional de la NASA partió el 21 de septiembre del año pasado y tenía previsto estar en órbita seis meses. Sin embargo, todo cambió cuando un objeto chocó contra su nave de forma imprevista. Tanto él como los dos compañeros que iban a bordo, Sergei Prokopyev y Dmitri Petelin, estaban perdidos. Pero ahora ya tienen fecha de vuelta. Una historia de película.
Los astronautas aceptaron una misión de seis meses, pero tuvieron que alargar su estadía seis meses más. Una decisión que meditaron durante semanas. Los tres profesionales decidieron que lo mejor era enviar una nave espacial de reemplazo (una Soyuz MS-23/69S) y acoplarse a ella. Esta operación se realizará el próximo miércoles. Si todo va como está previsto, aterrizarán en la estepa de Kazajistán sobre las 05:15 (hora local) para cerrar una misiónde 371 días, el tercer vuelo más largo en la historia espacial y el más largo jamás realizado por un astronauta estadounidense.
Rubio forma parte de los planes de entrenamiento de la NASA para conocer mejor el espacio. Forma parte de un equipo de profesionales especializados que tienen una extensa y completa preparación que incluye aprendizajes para sobrevivir en el desierto o el mar, además de ejercicios físicos y mentales para que el paso del tiempo durante un encierro (en el espacio) no afecte ni a la salud del cuerpo ni de la mente, recogen medios como 'CBC News'.
Si la NASA hubiera preguntado a Rubio -con mucha antelación- si le gustaría pasar un año completo a bordo de la Estación Espacial Internacional, "probablemente lo habría rechazado", a pesar de que le pudiera doler. El astronauta ha podido enviar un mensaje a su familia, su esposa y sus cuatro hijos, y asegura que echa mucho de menos sus abrazos, los buenos momentos con ellos y las ensaladas verdes de su madre, quien reside en El Salvador.
"Si hubiera sabido que me habría tenido que perder eventos tan importantes de ellos, simplemente habría tenido que decir 'gracias, pero no'. Sin embargo, una vez comenzó el entrenamiento para lo que se suponía que iba a ser un vuelo de seis meses, me comprometí y tomé con calma la extensión de la misión. Es nuestro trabajo", ha explicado el también médico de familia y piloto de helicóptero de combate.
La nave Soyuz quedó inactiva tras ser alcanzada por un presunto micrometeorito el mes de diciembre del año pasado, el cual rompió una línea crítica de refrigeración. Los ingenieros rusos fueron quienes decidieron que lo más factible era unir su nave a otra de remplazo. Ahora, una vez se complete el proceso el miércoles, un avión de la NASA llevará a Rubio de regreso a Houston, mientras que Prokopyev y Petelin se dirigirán a Star City, cerca de Moscú.
Rubio solo piensa en disfrutar con su familia en tierra firme: "Tenemos la suerte de tener un patio trasero tranquilo. Pienso sentarme en el jardín y disfrutar de los árboles y el silencio. Aquí arriba (en el espacio) tenemos el zumbido constante de la maquinaria. Estoy ansios por estar fuera y disfruta de la paz y la tranquilidad". El astronauta cree que le llevara unos seis meses recuperar la sensación de sus piernas y de equilibrio. Pero este ha sido su primer vuelo espacial y ha estado un año, por lo que realmente no está seguro de qué esperar: "Cuando regresas a la Tierra. Esa fuerza de gravedad constante nos afecta a muchos de nosotros y puedes pasar mucho tiempo enfermo". Para ello contará con entrenadores.