La isla italiana de Lampedusa ha recibido en las últimas semanas una avalancha de migrantes que ha colapsado los centros de acogida, incapaces ya de atender a todas las personas que llegan en barco. Este domingo, la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen se ha desplazado hasta allí junto a la primera ministra italiana, Georgia Meloni, para trata de implicar a la Unión en una crisis migratoria.
La presidenta ha anunciado un "plan de acción" para ayudar a Italia que incluye entre otras medidas acelerar las deportaciones de migrantes que no tengan derecho a asilo.
El tercero de los diez puntos del plan de acción prevé "incrementar las devoluciones asumiendo un enfoque nuevo y coordinado entre los principales países de origen de las nuevas llegadas, es decir, Guinea, Costa de Marfil, Senegal y Burkina Faso para mejorar la cooperación y facilitar la readmisión".
También especifica "aumentar el apoyo de Frontex con la formación y mejora de medios para garantizar una rápida aplicación de las devoluciones".
El plan incluye también "reforzar el apoyo" a Italia de la Agencia de Asilo de la Unión Europea y la Guardia de Fronteras y Costas Europea (Frontex) para "gestionar el elevado número de migrantes" y "garantizar el registro" de quienes lleguen a Europa mediante la toma de huellas, información y redirección a "las autoridades adecuadas".
Meloni ha recordado que el Consejo de Ministros previsto para este lunes tratará la norma "para prorrogar la detención con vistas a la repatriación de quienes lleguen irregularmente a Italia hasta el máximo permitido bajo la normativa europea". "El Ministerio de Defensa adoptará de inmediato las medidas para crear las estructuras que sean necesarias", ha explicado.
En cuanto a la estrategia, Meloni ha argumentado que "jamás resolveremos el problema hablando de redistribución". "La única forma de afrontar el problema con seriedad es parar las salidas ilegales", ha remachado.