Brenda González Dimanche, de 31 años, se preparaba para vivir una nueva aventura el sábado pasado. Como fotógrafa profesional, se subió a una lancha con un grupo de turistas para registrar momentos inolvidables en el viaje. El viento que soplaba fuerte en las bellas aguas de Arraial do Cabo no la intimidó. Con su cámara lista, se dispuso a captar las imágenes más hermosas. Sin embargo, lo que parecía ser un día de diversión se convirtió en una pesadilla: una ola enorme golpeó cerca de la costa, provocando un gran movimiento que desequilibró a los pasajeros. Brenda intentó socorrer a uno de ellos, pero se cayó al agua y su brazo derecho quedó enganchado en la hélice. Al final, tuvieron que cortarlo hasta el codo.
Actualmente, Brenda continúa su recuperación en la clínica, con la esperanza de obtener una prótesis en el futuro que le permita compensar la pérdida de su brazo. Dado el alto costo de la prótesis y la imposibilidad de trabajar durante un largo período, los familiares han iniciado una colecta para recaudar fondos.
El hecho ocurrió a 163 kilómetros al este de Río de Janeiro y a solo 10 kilómetros de Cabo Frío. Esta zona es famosa por sus playas de arena fina, aguas transparentes y espectaculares atardeceres que atraen a miles de turistas que quieren disfrutar de la belleza natural de Brasil.
Los visitantes suelen hacer paseos en barco para explorar esta maravillosa naturaleza, y es ahí donde la fotógrafa argentina usa su lente para retratar las reacciones y los recuerdos de los viajeros en estas playas inolvidables.
Brenda, de 31 años, dejó su vida en Mar del Plata hace ocho años para enfrentarse a nuevos desafíos en Brasil. Se instaló en Buzios, a unos 30 kilómetros de Arraial do Cabo. Allí conoció a Federico Baldino, otro argentino que se hizo famoso en la televisión argentina en 2012 gracias al programa “Soñando por bailar”, una especie de escuela para el programa “Bailando por un sueño”. Federico, acompañado de Laurita Fernández, se destacó en el programa y llegó a las semifinales.
Federico cambió radicalmente de vida e inició varios proyectos en Brasil, entre ellos una agencia de turismo que ofrece paseos terrestres en cuatriciclos, buggies y transfers, y una productora de música electrónica que organiza numerosos eventos.
El destino juntó a Brenda y Federico, quienes han estado unidos desde entonces. Hace cinco años, nació Caliza, la hija de la pareja. “Nació acá, pero habla las dos lenguas. Es mitad argentina y mitad brasileña, pero ama Argentina”, dice Federico, quien desde el sábado acompaña y apoya a su pareja mientras se recupera en el hospital.
El accidente que padeció Brenda fue un episodio cercano a la tragedia. La tarde del sábado en Arraial do Cabo no era propicia para navegar, ya que las aguas estaban revueltas y peligrosas. La Marina había prohibido la navegación en la famosa gruta azul, debido a las condiciones riesgosas. “Fue como una señal”, comentan los familiares.
Brenda estaba trabajando en un recorrido en barco que incluía paradas en varias playas e islas. En la primera parada, cuando estaba por bajar con un grupo de pasajeros, se toparon con olas fuertes que casi los hacen caer de la embarcación.
En la segunda parada, en Pontal do Atalaia, una ola gigante los sorprendió cuando estaban cerca de la orilla. Fue un fenómeno conocido como “tombo de mar”, olas peligrosas que se forman cerca de la costa y dejan el fondo al descubierto con la arena visible.
Aunque la ola inesperada no los cubrió por completo, sí causó daños en la parte trasera del bote. En ese momento, Brenda quedó sumergida en el agua y apenas pudo ver los bruscos movimientos de los otros pasajeros que luchaban por no caer al agua.
Brenda trató de ayudar a un pasajero que estaba por caer hacia la hélice, pero lamentablemente su brazo quedó atrapado entre las aspas. Como consecuencia, perdió su mano derecha.
Según Federico, la campera que Brenda llevaba puesta evitó que la hélice continuara causando más daños. El incidente fue de tal magnitud que requería atención inmediata. Afortunadamente, había dos guardavidas presentes, quienes lograron liberar el brazo de Brenda de la hélice y una enfermera entre los pasajeros le hizo un torniquete, evitando una pérdida de sangre mortal.
Brenda fue llevada al puerto y luego trasladada en ambulancia hasta el Hospital General de Arraial do Cabo. Ese mismo día, se sometió a una cirugía en la que le amputaron el brazo hasta el codo. "Aunque conservará cierta movilidad, es un golpe duro, especialmente para alguien tan joven", expresó Federico. Sin embargo, Brenda se encontraba "bien y fuerte" gracias al apoyo de sus seres queridos, incluyendo a su madre Virginia, quien fue una de las primeras en viajar allí.
Federico, quien tiene una agencia de turismo, ha destacado la importancia de contar con seguros adecuados al navegar en las aguas de Arraial do Cabo y ha llamado la atención sobre la falta de cobertura en este aspecto. Espera que el caso de Brenda sirva como un llamado de atención para mejorar la seguridad en estas actividades marítimas, especialmente en relación con la protección de las hélices.
El embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, se puso en contacto con la familia y pudo hablar con Brenda para brindarle apoyo y compartir su propia historia de superación después de un accidente.
A pesar de su vida establecida en Brasil junto a su hija Caliza, Brenda y Federico no descartan la posibilidad de regresar a Argentina, una opción que han discutido con la madre de Brenda, quien también la acompaña en el hospital, según informa el diario argentino Clarín.