El líder del Grupo Wagner, Yevgeni Prigozhin, ha sido enterrado hoy en San Petersburgo en una ceremonia secreta que buscaba evitar a toda costa las muestras de apoyo para el jefe de los mercenarios. El entierro se ha producido cinco días después de morir cuando el avión en el que viajaba se estrelló por causas desconocidas en la región de Tver.
Tan sólo ha trascendido la imagen de su tumba, el Kremlin ya había informado de que Putin no asistiría a las exequias en el cementerio donde descansan sus restos mortales bajo fuerte custodia policial.
La organización del funeral no se había comunicado previamente y, según el servicio de prensa del difunto empresario, su familia había pedido que la ceremonia se celebrase en la intimidad, con la única presencia de personas de su entorno más cercano, informa la agencia Interfax.
Horas antes, el Kremlin ya había confirmado que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, no tenía previsto asistir al funeral. El Gobierno había evitado asimismo dar detalles, alegando que correspondía a la familia organizar los preparativos y desmarcándose por tanto de cualquier anuncio.
En varias ciudades de Moscú se han registrado en estos últimos días homenajes espontáneos a la figura de Prigozhin, que ha comandado durante años una red de mercenarios implicada en varios escenarios de conflicto, incluido el de Ucrania.
La repentina muerte del oligarca ha generado una ola de especulaciones, si bien el Kremlin ha asegurado que no ha tenido nada que ver con el siniestro. Putin ha expresado sus condolencias públicamente, recordando no obstante los "errores" cometidos por su antiguo aliado, en una alusión velada a la rebelión que lanzó en junio el líder de Wagner.