¿Por qué Japón comienza a verter al océano las aguas contaminadas de la central nuclear de Fukushima?

Japón ha comenzado este jueves a verter al océano Pacífico el agua procedente de la central nuclear de Fukushima, a pesar de las críticas y protestas de países vecinos y organizaciones ecologistas. La decisión del Gobierno de Fumio Kishida se ha mantenido en su decisión, asegurándose el apoyo de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) en un proceso que durará décadas.

Los cálculos del Gobierno prevén que el vertido al océano será de 1,32 millones de toneladas métricas de agua que Japón ha tratado y será un proceso que durará unos 30 años, hasta 2050. Para ello se verterán 500.000 litros diarios al Pacífico.

La compañía Tokyo Electric Power Company (TEPCO) ha iniciado la liberación de aguas a las 13.00 horas (hora local), semanas después de que la autoridad nuclear japonesa aprobara de forma definitiva el plan del Gobierno tras el visto bueno del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) para el cumplimiento con los estándares internacionales.

El Gobierno de Japón lleva años advirtiendo de que ya no tenía capacidad para almacenar el agua radiactiva utilizada para enfriar los reactores en la planta de Fukushima Daiichi.  Esta agua tratada se ha ido almacenando en tanques ubicado en la misma central nuclear, filtradas y tratadas con el objetivo de eliminar las partículas sólidas y sedimentos radiactivos.

Pescadores y gobiernos vecinos, contra el vertido de Japón al Pacífico de aguas de la central de Fukushima

Los pescadores japoneses, organizaciones ambientalistas y los Gobierno de China y Corea del Sur han mostrado su rechado al vertido de aguas contaminadas y tratadas, procedentes de la central nuclear de Fukushima que sufrió un accidente en 2011.

La descarga de estas aguas ha comenzado 12 años después de las fusiones de tres reactores por el terremoto y el posterior tsunami que azotó la costa noreste de Japón. El Gobierno nipón pretende verter al Pacífico más de un millón de toneladas de agua contaminada y posteriormente tratada en un proceso que se alargará décadas.

Según las autoridades japonesas, esta agua se ha mantenido en tanques después de pasar por un sistema avanzado de procesamiento de líquidos que elimina la mayoría de los radionúclidos excepto el tritio, pero los recipientes de almacenamiento están llegando a su capacidad máxima. Se sabe que el tritio es menos dañino que otros materiales radiactivos, como el cesio o el estroncio.

A pesar de las reaseguraciones del Gobierno de Japón, la federación de cooperativas pesqueras de este país ha mantenido su rechazo al vetido de la central nuclear, argumentando que la medida impedirá que los pescadores de Fukushima puedan librarse del estigma radiactivo que pesa sobre sus capturas desde 2011, cuando ocurrió el incidente.

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