Era el año 74 a.C.; el día no está claro. El volcán Vesubio estalló y sepultó la ciudad romana de Pompeya bajo un denso manto de ceniza y lava, congelando en el tiempo a sus habitantes y causando una inmensa destrucción. Ahora, unos arqueólogos han desenterrado los restos de una domus de la ancestral urbe; una casa que evidencia cómo era la vida antes de la muerte y destrucción causada por la erupción del Vesubio.
Los investigadores han logrado rescatar habitaciones con pinturas y frescos que muestran varias escenas de la vida cotidiana. En uno de los frescos, se puede apreciar una focaccia pequeña servida en un plato; una receta típica de la Antigua Roma.
Además, pudieron hallar un gran horno que se encontraba en buenas condiciones; tanto como para ser capaz de producir 100 panes al día. Todos estos hallazgos hacen pensar a los investigadores que, en ese domicilio, una vez residió una familia de clase media-alta.
Los arqueólogos pudieron determinar que la familia que residía en la domus estaba realizando obras en el momento en el que sucedió la tragedia del Vesubio, dado el hallazgo de tejas apiladas y montones de cal. A pocos kilómetros del horno se han encontrado tres esqueletos pertenecientes a dos mujeres y un niño con el cráneo destrozado, al derrumbárseles encima el techo de la habitación en la que se refugiaban.