Radiografía de la ira en los suburbios franceses: guetos, fracturas y redes sociales
Los fuertes disturbios en la periferia de las ciudades ponen en el punto de mira uno de los problemas de la sociedad francesa
Los actos vandálicos han sido protagonizados principalmente por adolescentes organizados a través de las redes sociales y Macron ha planteado cortarlas "cuando las cosas se salgan de control"
Se ha reabierto el debate sobre los problemas del modelo de integración de segundas y terceras generaciones de migrantes
¿Por qué la rabia y la violencia han vuelto a estallar en la banlieue (la periferia de las ciudades francesas)? La muerte de Nahel, un joven de origen magrebí de 17 años, por el disparo de un policía en Nanterre (a las afueras de París) prendió la mecha de la ira: saqueos; ataques a comercios, edificios públicos y viviendas; incendios de vehículos... Un vandalismo que llevó a la abuela de la víctima a pedir que cesasen las protestas: "A la gente que está rompiendo cosas les digo que paren. Que no destruyan las escuelas". La mujer ha acusado a los manifestantes de usar la muerte de su nieto "como excusa" para destruir el país.
Francia se mira consternada en un espejo que devuelve una imagen que plantea muchos interrogantes. Lo sucedido vuelve a poner en el punto de mira los extrarradios de las grandes ciudades en los que se han desatado los disturbios. Casi dos décadas después de las revueltas urbanas de 2005, ¿por qué arde la banlieue? ¿Qué sigue fallando?
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Muchos de los detenidos por los disturbios son muy jóvenes (entre 14 y 18 años) y descendientes de migrantes de segunda y tercera generación que habitan esas zonas del extrarradio golpeadas por la pobreza, la inseguridad y la falta de servicios; adolescentes que se sienten olvidados por el Estado. Ante esta situación, para unos analistas la violencia es el resultado de la desigualdad y las profundas fracturas sociales. Para otros, una cuestión de orden público; y sus protagonistas, menores que buscan una excusa para sembrar el caos. Otros consideran que la explicación hay que buscarla en una combinación de diversos factores.
El polvorín de la 'banlieue': la formación de guetos
¿Cómo son esos barrios de la periferia de las grandes ciudades en las que estallan los disturbios y en los que viven inmigrantes y sus descendientes? ¿Cómo han acabado convirtiéndose en guetos?
- Son zonas formadas por viviendas sociales, de promoción pública, construidas en los años 60. En un principio, estuvieron ocupadas por franceses de renta baja. Después, poco a poco, "la población inmigrante fue ocupando esas viviendas que iban quedando vacías cuando la población autóctona que estaba allí se fue marchando de la zona. "Es decir, no fueron construidas para alojar a inmigrantes. Aunque al cabo del tiempo se convirtieron en guetos de población inmigrante", explica Carmen González Enríquez, investigadora principal del Real Instituto Elcano.
- Estas barrios están alejados, separados de la ciudad. "Y ese cierto aislamiento físico se ha convertido en sí mismo en una característica negativa porque ha facilitado esa conversión en guetos", dice la experta . Ante circunstancias conflictivas, la policía se ha encontrado, a veces, con dificultades para entrar en ellos. La distancia y el enfrentamiento ha dejado de lado a una "policía de proximidad".
- Un problema común en estos barrios es la alta tasa de fracaso escolar de los jóvenes y su posición de desventaja en el mercado de trabajo. "Es decir, tasas de paro muy altas entre la población joven sobre todo; abandono y fracaso escolar muy alto y, en consecuencia, insatisfacción respecto a su condición de vida y sus expectativas", afirma González.
- Pese a todo, en las dos últimas décadas, el Estado ha realizado una gran inversión para renovar las viviendas en esos barrios y hacer frente a la marginalidad.
La comparación con España
González explica por qué no se han formado ese tipo de guetos en España: "En España no se han formado este tipo de guetos monoétnicos porque no tenemos una política de vivienda social. En España, la disponibilidad de viviendas a precios bajos promovidas por el Estado es muy pequeña. Claramente eso es algo negativo para el conjunto de la sociedad española (cuando nos comparamos con otros países donde hay una oferta de vivienda pública que hace que los precios de las otras viviendas sean mas bajos). Pero esto ha tenido, paradójicamente, una consecuencia positiva, aunque no buscada, completamente indirecta, que es que en España no se han formado ese tipo de barrios donde se ha concentrado la población inmigrante que ocupa las escalas más baja de los niveles salariales…".
Por otra parte, en España "la inmigración es más variada en su origen geográfico" y más tardía.
Qué ha fallado: los conflictos de integración en segundas y terceras generaciones
¿Por qué el Estado francés ha fracasado en su intento de integrar socialmente a las segundas y terceras generaciones de migrantes? "Ha fallado la capacidad del sistema educativo de conseguir que estas segundas y terceras generaciones obtuvieran los niveles de cualificación suficientes para competir en igualdad de condiciones con el resto de autóctonos (e incluso con los inmigrantes de otros orígenes); no han podido compensar esas mayores dificultades que tienen o han tenido los inmigrantes de origen norafricano para acceder a esos buenos puestos de trabajo bien pagados que cualquier joven desea", señala González Enríquez.
Los expertos destacan que hay una gran diferencia "entre las aspiraciones de la primera generación de migrantes (que llegan por primera vez al país) y sus hijos y nietos". Los grandes conflictos de integración ocurren en las segundas y terceras generaciones. En parte, porque las aspiraciones socioeconómicas de los que llegan en la primera generación son mucho menores que en la segunda y tercera. Esto es así porque" en la primera generación comparan su situación con la que tenían en el país de origen; mientras que la segunda y tercera con de su misma edad del país. Quieren tener lo mismo que tienen los otros de su edad en ese país". Pero sin acceso a una cualificación más alta, se produce una frustración de expectativas.
Según Le Monde, otro de los problemas es "la ruptura entre las fuerzas del orden y la población"; esa falta de confianza se produce especialmente en los barrios considerados "sensibles". Un dato: los hombres percibidos como árabes, magrebíes o negros tienen 20 probabilidades más que el resto de ser parados en un control.
Por otro lado, lo sucedido reabre la polémica sobre una ley, aprobada en 2017 (a raíz de los ataques extremistas en el país), que permite a la policía disparar contra un vehículo que se salte un control en el caso de que la vida de los agentes o de otras personas esté en peligro. La interpretación de esa norma ha desembocado en abusos policiales, según diversas denuncias.
En este contexto, los disturbios son aprovechados por la extrema derecha, como el partido Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, para alimentar su discurso.
El "placer de la violencia" y las redes sociales
¿Cómo se explican los niveles de vandalismo de los últimos días? "En este caso concreto, hay un elemento que es el placer de la violencia. Hay una especie de rivalidad entre adolescentes (chavales a partir de 12, 13 años). La mayoría de los protagonistas son adolescentes muy jóvenes, varones, que están disfrutando de una violencia para la que han encontrado una causa. Pero este fenómeno de la violencia masculina adolescente lo vemos en muchas sociedades y con cualquier otra excusa", explica la experta del Real Instituto Elcano Carmen González Enríquez.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha llegado a decir que el Gobierno debería considerar "controlar y cortar las redes sociales cuando las cosas se salgan de control". Planteó esa posibilidad en una reunión con alcaldes de municipios golpeados por los disturbios después de que ministros del Ejecutivo francés culparan a jóvenes que usan plataformas como Snapchat y TikTok de organizar y alentar los disturbios.
"No solo las redes sociales producen ese efecto de imitación sino que, además, Snapchat, por ejemplo, les permite compartir en tiempo real la localización: 'Estamos asaltando esta tienda de electrodomésticos, ahora mismo lo estamos haciendo…'. Eso es lo que se está planteando el Gobierno francés suprimir, evitar, censurar, para evitar esa propagación de comportamientos".
Frente a ese polvorín, muchas voces destacan que una mayoría importante de esos jóvenes han conseguido una integración exitosa y han podido aprovechar el ascensor social para convertirse, por ejemplo, en funcionarios públicos, líderes políticos u otro tipo de profesionales cualificados.
Mientras, la calma ha regresado a las calle, pero la herida sigue abierta.