Britney Spears vuelve a ser noticia- después de afirmar que vuelve a la música- por el encontronazo que tuvo con el guardia de seguridad de Víctor Wembanyama, la nueva estrella del baloncesto de 19 años. Todo sucedió en el restaurante Catch de Las Vegas, situado en un lujoso hotel con casino, cuando la princesa del pop se quiso acercar al jugador para saludarle y hacerse una foto con él.
Según recoge el medio TMZ, el guardia de seguridad abofeteó a la cantante con tanta fuerza que las gafas de Spears volaron y cayeron al suelo. Un relato que complementan algunos testigos asegurando que se le escuchó a ella decir: “Joder, esto es América”.
Damian Smith, director de seguridad de los San Antonio Spurs, fue acusado en un informe policial del departamento de Policía Metropolitana por la agresión. Pero el asunto no se ha tratado como asunto criminal porque entienden que estaba "ejerciendo su trabajo". La artista ha publicado una carta a través de redes sociales para dar su versión de los hechos: “Decidí aproximarme a él y felicitarle por sus éxitos. Era realmente alto, así que le toqué en el hombro para llamar su atención. Soy consciente de las declaraciones del jugador cuando dice que le ‘agarré por detrás’, pero simplemente le toqué el hombro”, comentó.
Wembanyama, el segundo jugador más alto de la NBA, ha explicado lo que sucedió a un canal de televisión. “No vi lo que pasó porque iba caminando hacia delante y me dijeron: ‘No pares’. Pero esa persona no me tocó el hombro, me agarró por detrás, y la seguridad la alejó. No sé con cuánta fuerza, la verdad. Pero la seguridad la echó fuera. No me paré para poder llegar y disfrutar de una cena agradable”. Además, ha asegurado que desconocía que se trataba de Britney Spears y que pensaba que “estaban de broma” y confirma que el guardia de seguridad ha pedido disculpas.
Unas declaraciones que no se ha tomado bien la cantante. “Los fans vienen hacia mí todo el rato. Incluso esa noche. Se me acercaron un grupo de unos 20 fans. Mi equipo de seguridad no le pegó a ninguno”, ha comentado tras destacar que todavía espera una disculpa. “Me da mucha vergüenza compartir esta historia con el mundo, pero ya está ahí afuera. De todos modos, pienso que es importante compartirla y pedir a la gente que está en el ojo público a ser ejemplo y a tratar a todo el mundo con respeto”.
El marido de la cantante, Sam Asghari, fue el primero en hablar sobre los hechos que ocurrieron en el restaurante a través de las redes. “Me opongo a la violencia en todas sus formas, especialmente si no hay una justificación por tener que defenderte a ti mismo o a alguien que no puede. La autodefensa puede ser inevitable, pero la defensa de cualquier mujer, especialmente de mi mujer, no es discutible. Considero que mi reacción responde a lo ocurrido, y espero que el hombre en cuestión aprenda una lección y vea su falta de respeto a las mujeres. Gracias por el apoyo”, escribió.
Unas horas más tarde, subrayó que “la culpa debe recaer en el cobarde que hizo esto, en la gente que lo contrató sin una investigación adecuada y en una cultura sistemática de desprecio por las mujeres del mundo del deporte y el entretenimiento”. “No me puedo imaginar un escenario en el que una fan desarmada expresando cualquier tipo de emoción o aprecio por una celebridad pueda llegar a ser atacada físicamente, y mucho menos pegarle en la cara por tocarle a alguien en el hombro. Se necesitan cambios desde arriba, los espero”. Pero luego borró el mensaje.