Cole Prochaska es un hombre de 39 años que trabaja como gerente en una tienda y vive en St. Matthews, un municipio del condado de Calhoun, en el estado de Carolina del Sur (EEUU). Era 2021 cuando se subió a la báscula y vio cómo alcanzaba el tope de 265 kilos que marcaba el aparato. No obstante, se muestra convencido de que su peso era aún mayor. En España, casi un 20% de la población tiene obesidad.
Fue entonces cuando Prochaska decidió dar un giro a su vida de 180 grados, según ha explicado esta semana en una entrevista a 'Today'. Dejó atrás las 5.000 calorías diarias que consumía, con una alimentación basada en patatas fritas, hamburguesas con queso, pizzas familiares enteras y paquetes de docenas de refrescos.
Cole llegó a semejante nivel de obesidad por la falta de motivación que le originó la ruptura de una relación sentimental de siete años, pareja a la que no pudo recuperar. Sin embargo, decidido a no sufrir mayores problemas de salud, dio un ejemplo de superación, perdiendo más de 160 kilos por su propia cuenta, sin intervenciones quirúrgicas ni medicamentos.
En ese momento, el ejercicio físico era misión imposible ya que no tenía aliento apenas para moverse. "Me sentía bastante mal", recuerda Prochaska, quien reconoce que era "una persona bastante solitaria". Nunca antes había caminado por la playa o había dejado ver su torso en una fiesta en la piscina. De hecho, ni acudía.
Ahora, aunque admite que "es una de las cosas más difíciles que he hecho en mucho tiempo", se ha decidido a mostrar su cuerpo y ha creado una petición en la plataforma GoFundMe con la que recaudar fondos.
El motivo de buscar dinero es que "necesito cinco cirugías" en los próximos años para eliminar el exceso de piel sobrante. Tras reunirse con un cirujano plástico de California, pretende alcanzar los 60.000 dólares, es decir, unos 54.700 euros.
"He perdido todo este peso y tengo músculos pero, si me quito la camisa, todavía estoy acomplejado. Tengo la piel floja en las piernas, así que intento salir a correr, aunque es difícil hacerlo. Tengo que usar un pantalón más grande de lo que debería para meter la piel de mi estómago por dentro", explica.
Según detalló al citado medio estadounidense, inició el cambio hacia una nueva vida comiendo más sano, eliminando los dulces y los bocadillos y sustituyendo las bebidas azucaradas por agua. Además, empezó a contar las calorías que consumía en una dieta rica en proteínas.
Cole también se echó a la calle a andar, cada día un poquito más, lo que le hizo sentirse mejor. Ahora camina 10.000 pasos al día, haga calor, llueva o truene. Es más, se apuntó al gimnasio y acude habitualmente a levantar pesas.
Su mensaje es tan contundente como optimista. "Crean en ustedes mismos. Nunca es demasiado tarde. Siempre puedes volver", concluyó Prochaska.