La unión de la comunidad indígena y de las Fuerzas Militares en Colombia han hecho posible que la Operación Esperanza en Guaviare haya llegado a buen puerto. Los cuatro hermanos desaparecidos en la selva al estrellarse la avioneta en la que viajaban el 1 de mayo fueron rescatados con vida y trasladados al Hospital Militar de Bogotá, donde se recuperan y se encuentran en "condiciones clínicas aceptables". En los 40 días que vagaron por la selva, además del alimento, hubo otros objetos que ayudaron a su supervivencia.
Poco a poco se van conociendo los detalles de cómo cuatro niños lograron sobrevivir a un medio tan hostil como la selva durante 40 días. En este sentido, Henry Guerrero, miembro de la comunidad indígena que ayudó a localizar y rescatar a los menores, ha dado más detalles en exclusiva a 'Noticias Caracol' sobre la supervivencia de Lesly Mukutuy, Soleiny, Tiene Noriel y Cristin Neriman, un “milagro” para el país.
En primer lugar, ha destacado que los niños escucharon los helicópteros que arrojaron los kits de supervivencia, con alimento para ayudar a los menores a mantenerse con vida mientras trataban de localizarles. “Estos kits de supervivencia suministrados por el ICBF contienen los siguientes elementos: fariña (comida nativa de la región), sueros orales, agua, bocadillos, galletas y un encendedor”, especificó el mayor Jesús Rivera Ortiz, comandante de la Operación Esperanza, según publica ‘Semana’.
Recibieron los kits que arrojaban, ha confirmado Guerrero a Noticias Caracol. El abuelo de los niños, Fidencio Valencia Mucutui, por su parte, ha asegurado a 'Caracol Radio' que "cuando se accidentó el avión ellos sacaron fariña y con eso sobrevivieron y después de que se les acabó la fariña, comenzaron a comer pepas”, la parte dura y leñosa de las frutas carnosas.
La fariña es una harina gruesa que han utilizado ancestralmente los pueblos indígenas. Se obtiene a partir de un proceso especial con la yuca brava, un tubérculo venenoso. Es rica en nutrientes, calorías y contiene mucho almidón.
Además, entre los objetos que portaron los menores todos estos días, destaca una botella de gaseosa con la que la mayor de ellos les daba agua a los otros. “También tenían dos celulares, con eso se distraían un poco o les servía de linterna, pero ya estaban descargados. También tenían una linterna que no tenía batería. Una cajita musical, no sé si con eso se distraían en el monte”, ha revelado.
Por último, ha contado que los menores sí escucharon el audio de su abuela que les daba esperanza y les comunicaba que les estaban buscando y les pedía que no se moviesen mucho en su lengua.