Los investigadores intentan encontrar respuesta a las incógnitas que todavía existen alrededor del errático vuelo del jet privado que se estrellaba durante la tarde del pasado domingo en una zona montañosa de Virginia, Estados Unidos. El accidente aéreo se produjo tras haber sobrevolado Washington DC sin emitir ninguna respuesta ante las autoridades encargadas de la vigilancia aérea, que movilizaron incluso varios cazas F-16 a velocidad hipersónica para salir al paso.
Ni por ese entonces, a alrededor de las 15:20 horas (hora local) del domingo, cuando los aeroplanos del Mando de Defensa Aeroespacial de Estados Unidos (NORAD) interceptaron al avión privado, el piloto contestaba a ninguno de los reclamos y requerimientos. Su vuelo, muy próximo al Capitolio, había activado las alertas, y se exigía información y respuestas; algo que nunca obtuvieron.
El jet privado, un ‘Cessna 560 Citation V’, acabaría estrellándose a unos 285 kilómetros de la capital, en las proximidades del Bosque Nacional George Washington y Jefferson, en Virginia, por circunstancias que se investigan.
“Esta tarde, nuestros funcionarios estaban trabajando en estrecha colaboración con nuestros socios federales para monitorear a un piloto que no respondía y que volaba un avión cerca de la capital nacional. El complejo del Capitolio de Estados Unidos se colocó brevemente en alerta elevada hasta que el avión abandonó el área”, comunicaban funcionarios estadounidenses.
Abajo, los vecinos que pudieron ser testigos del momento en que los cazas F-16 activaban su máxima potencia para perseguir al jet privado, percibieron un sonoro estruendo que algunos confundieron con una explosión.
Utilizaron incluso bengalas para intentar disuadir a la tripulación, pero nada funcionó; todo acabó con un siniestro que se ha cobrado la vida de cuatro personas que iban a bordo.
El Mando de Defensa Aeroespacial de Estados Unidos, compartiendo información sobre lo sucedido, recalcó que los cazas no ejecutaron ninguna acción de derribo contra el aeroplano, siendo su vuelo errático el que le condujo a una zona montañosa de Virginia en la que acabó estrellándose.
¿Qué sucedió entonces? Esa es la pregunta que todos se hacen ahora, y ante la que todavía no hay una respuesta clara, a falta de investigaciones concluyentes.
Lo que se sabe hasta el momento es que el avión estaba registrado a nombre de la empresa Encore Motors de Melbourne Inc., fuera de Florida, y que el propietario de la misma, John Rumpel, ha confirmado que a bordo del jet privado iban familiares suyos. Concretamente, como recoge The New York Times, ha dicho que iban su hija, su nieta, de solo 2 años, una niñera y el piloto. Ninguno de ellos ha sobrevivido, tal como han confirmado también las autoridades estadounidenses.
El Cessna 560 Citation V se estrelló “casi en línea recta” y “a gran velocidad”, causando un ‘cráter’ en el área del impacto. La tripulación viajaba de regreso a casa, en East Hampton, Nueva York, tras cuatro días de visita en Carolina del Norte, pero todo acabó en tragedia.
Intentando reconstruir lo ocurrido, los investigadores apuntan que solo 15 minutos después del despegue el piloto recibió una orden del control de tráfico aéreo para que se nivelara a 31.000 pies, pero ya entonces no hubo respuesta.
En esa situación, el aeroplano siguió ascendiendo hasta alcanzar una altitud de 34.000 pies. Después, llegó a Long Island, en Nueva York, pero el piloto ni siquiera intentó aterrizar. Al contrario, dio la vuelta de regreso a la dirección en la que había despegado originalmente, según los datos registrados por los programas de seguimiento de vuelo.
Ante la falta de respuestas, los F-16 fueron a interceptarlo, pero tampoco entonces, y tras media hora de maniobras, con bengalas incluidas, consiguieron éxito.
Según Alexandra Hejduk, portavoz del Mando de Defensa Aeroespacial de Estados Unidos, los efectivos de los F-16 “inspeccionaron visualmente el Cessna”, confirmando que el piloto del jet no respondía y parecía haberse “desplomado”. Por eso, los investigadores analizan si la tripulación pudo sufrir una hipoxia, es decir, una falta de oxígeno que provocase que perdiesen el conocimiento.
A ese respecto, apuntan que pudo existir una descompresión en la cabina presurizada del avión al volar a tanta altura. Más allá de esos 34.000 pies, señala CNN, los pilotos tienen en esas circunstancias de 30 a 60 segundos para ponerse máscaras de oxígeno cuando baja la presión. De lo contrario, pueden perder el conocimiento; algo que ahora se analiza.
Tras el siniestro, las autoridades siguen peinando la zona del accidente aéreo, estudiando todos los datos recabados en busca de pruebas que conduzcan a resolver las incógnitas que existen en torno al caso.