Suecia detiene su plan de digitalización en todas las escuelas: menos pantallas y más libros de texto
Suecia frena la digitalización en todas sus escuelas, eliminando las pantallas y apostando por los libros de texto
Los expertos creen que un uso excesivo de la tecnología hunde la lectura y repercute en la comprensión lectora
El país escandinavo, noveno en el informe PIRLS, avisa del peligro de crear "analfabetos funcionales"
En Suecia han tomado una decisión trascendente, que podría servir de ejemplo para otros muchos países. En todas sus escuelas aparcan las 'tablets' para que los pequeños regresen a los libros de texto. Por otra parte, Francia ha aprobado una ley con el objetivo de regular a los influencers que usan su fama para hacer publicidad.
El uso y el abuso de la tecnología en las aulas afecta al aprendizaje de competencias esenciales. Además, los expertos en salud infantil alertan de la excesiva exposición de niños y niñas al brillo de las pantallas. Y subrayan que la digitalización hunde la lectura, disminuye drásticamente la escritura a mano y baja la comprensión lectora.
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Suecia, noveno país en el informe PIRLS
Suecia llevaba meses debatiendo y cuestionando el papel de los ordenadores y las pantallas en las aulas de las escuelas hasta que hace unos días. El pasado 15 de mayo, la ministra de Educación, Lotta Edholm, del Gobierno conservador de Ulf Kristersson, anunció que dejaba en suspenso la estrategia de digitalización de las aulas que en diciembre de 2022 había aprobado la Agencia Nacional de Educación.
Fue entonces cuando, en un artículo en el diario sueco 'Expressen', Edholm ya apuntaba sus reticencias a los beneficios de las pantallas en las aulas. Para ella, la digitalización era "un experimento" y manifestaba su malestar por la "actitud acrítica que considera la digitalización como algo positivo, sin que importe el contenido".
El país escandinavo es noveno en el prestigioso informe PIRLS, en el que España está 14 puestos por debajo. Sin embargo, la ministra, preocupada por la caída reflejada desde 2016 (cuando tenía 555 puntos), advirtió del riesgo de crear una "generación de analfabetos funcionales".