¿Cuál es el futuro del M5S en la escena política italiana?
Aún busca cuál es su papel en una oposición que por ahora ha estado ausente en el Gobierno Meloni
Los malos resultados de las últimas citas electorales arrojan la incógnita sobre su supervivencia
La posición “pacifista” en la guerra de Ucrania ha sido su mayor lucha política en los últimos meses
En diez años el Movimento 5 Estrellas (M5S) ha sido el partido italiano en la historia reciente que más ha transformado con su irrupción el escenario político del país transalpino. Ha sido al mismo tiempo un motor de cambio y una maquinaria compleja que ha vivido también mil y una fases en una década donde han pasado del cielo, siendo el partido más votado en 2018, a los infiernos, tras los resultados de las últimas municipales. Ahora intentan sobrevivir a un escenario político que no es siempre fácil de descifrar en Italia. Al frente sigue Giuseppe Conte, primer ministro con dos coaliciones diversas en la anterior legislatura, un personaje valorado positivamente por la ciudadanía, pero que ahora intenta encajar en su nuevo lugar: la oposición. Los resultados electorales marcan un ritmo discontinuo, complejo, para un partido que no encuentra aún su lugar ahora que sus evoluciones, problemas internos y escisiones lo han cambiado todo una década más tarde.
Durante este tiempo no solo conquistaron la política nacional, también la municipal. En 2016, poco tiempo después de dar el salto a la política, se hicieron con las alcaldías de algunas importantes ciudades italianas como Roma con Virginia Raggi y Turín con Chiara Appendino, su presencia era trasversal. Aquel escenario parece hoy casi irreal. En las últimas municipales en Italia, celebradas hace pocos días, el M5S ha tenido sus peores datos desde que se fundó como un partido antisistema en 2009. Considerando las 13 capitales de provincia que votaban los datos son lapidarios: en Brescia, al norte, pasaron del 5,6% en 2018 a un 1,3% y en Brindisi, al sur, de un 22% a un 5%. La única excepción fue en las pasadas generales, donde consiguieron mantener un buen resultado debido a la debacle de un Partido Democratico sin rumbo.
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Por el camino una gran escisión, el pasado verano, que inauguró en alguna forma una nueva época que aún está por definirse. Tras la salida de Luigi di Maio, el que había sido uno de los grandes pesos pesados del partido, que se convirtió durante el Gobierno Draghi, siendo ministro de Exteriores, en un perfil institucionalista que ahora lo ha llevado a convertirse en enviado especial de la UE a la zona del Golfo, la reconfiguración fue más profunda. El ex primer ministro Conte tenía en sus manos un M5S que había dado demasiados bandazos ideológicos en los últimos tiempos y ahora tenía la oportunidad de quedarse definitivamente en la izquierda. Ese discurso, por ejemplo con su medida estelar de la renta de la ciudadanía, le funcionó en el sur donde consiguió mantener sus apoyos. Las generales de septiembre fueron definitivamente el paso del M5S al ala progresista italiana.
La llegada al PD hace tan solo unos meses de la secretaria general Elly Schlein, que posicionó a la formación más a la izquierda, pone un interrogante sobre cuáles serán las relaciones con Conte y los suyos y sobre todo pone de nuevo en duda cuál será su posición en el mapa político italiano. Unidos se ha demostrado en las municipales que son más fuertes, pero una cercanía ideológica no permite grandes diferencias entre ambos y eso, en un momento de identificación como el que viven ambos partidos, no está muy claro si ayuda. ¿Qué electorado elige uno u otro? ¿Qué los diferencia?
“No solo son preocupantes los resultados a nivel local, en las encuestas a nivel nacional también se marca una nueva caída. El punto de inflexión ha sido la llegada de Elly Schlein a la secretaría general del Partido Democratico. Hasta ahora, y tras varios cambios de rumbo en una década, el M5S ha ocupado el lugar de la izquierda radical, pero Schlein quiere un PD más a la izquierda y eso les roba el lugar. Los temas históricos del progresismo comienza a recuperarlos el PD y los de Conte se quedan sin grandes batallas”, dice Mattia Guidi profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Siena.
El tema del envío de armas a Ucrania
Una de sus grandes luchas en los últimos meses ha sido el envío de armas a Ucrania. El M5S, aunque a nivel político no tiene ahora el poder de frenar los decretos que debe aprobar el Parlamento, ya hizo caer al Gobierno Draghi por sus posturas sobre el conflicto. Esta ha sido su gran batalla política reciente, la del pacifismo, donde reclaman que Italia tenga un papel más relevante en las futuras negociaciones por la paz entre Ucrania y Rusia y pone en duda el apoyo armamentístico a Kiev. De hecho, más de un 50% de los italianos comparten esta postura, algo que el partido ha sabido leer convirtiendo el debate en un tema propio. Pero, aún así, el poder de Conte es aún relativo y la coalición de derechas que gobierna Italia, sobre todo por la perseverancia de Meloni en la defensa de Ucrania, no se ha movido un centímetro sobre este tema en la práctica. Es solo objeto de debate en la opinión pública y esto también marca un poder débil de Conte.
“Conte ha conseguido llevar al parlamento un grupo bastante cohesionado y hecho a su imagen y semejanza. Esta es ya una gran diferencia con la anterior legislatura, donde el M5S tenía muchísimos parlamentarios pero que provenían de sensibilidades políticas muy diversas, motivo por el cuál muchos abandonaron hacia el grupo mixto. La gran duda es si esa homogeneidad sirve: todos dicen la misma cosa, pero ninguno sabe qué decir”, añade Guidi sobre la falta de temas que está encontrando en esta primera fase como oposición al Gobierno de Meloni.
En el horizonte se ve una posible coalición con el Partido Democrático de Elly Schlein, sobre todo, opina el experto, porque saben que esa es la única manera de aunar fuerzas para ser competitivos contra una coalición de derechas como la que gobierna ahora. Pero el momento aún no es el indicado, ahora Meloni aún disfruta de la luna de miel de sus primeros meses en el Gobierno, unas elecciones generales están lejos (aunque en Italia nunca se sabe), y eso hace que las piezas de la oposición, sobre todo M5S y PD, se muevan de manera independiente. Las verdaderas decisiones se tomarán cuando el voto, por ejemplo las europeas, esté cerca, y allí haya que jugarse un todo o nada que para los de Conte podría pasar más que nunca por un gran campo largo de izquierdas.