Nuevo caso de abuso policial en Estados Unidos con tintes racistas. Un hombre ha muerto tras recibir más de 50 descargas con una pistola táser, en Misisipi, cuando estaba siendo detenido. Los agentes están siendo juzgados acusados de asesinato.
Dos exoficiales están siendo acusados de asesinato y uno de homicidio involuntario tras analizar lo ocurrido en las imágenes grabadas en las cámaras de seguridad que llevaban los propios agentes.
La víctima es Keith Murriel, un hombre de 41 años que, según los agentes, en Nochevieja entró a un hotel sin autorización. En las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad a la policía no se la puede ver pero sí se escucha decir a la víctima que no se vaya del lugar. Pocos segundos después, empieza el abuso contra Murriel.
Los agentes le retienen en el suelo con la rodilla sobre su espalda pidiéndole que les de las manos para poder esposarlo mientras le apuntan con una pistola táser pegada a su cuerpo. Pistola con la que le dan hasta 52 descargas en menos de 16 minutos a pesar de la petición del hombre de que paren de hacerlo.
Al final, Murriel termina inconsciente en la ambulancia donde murió tan solo unos minutos después.
El caso ha indignado aún más a la población ya que, tras el fallecimiento de este hombre, los artífices comentan entre ellos, tal y cómo muestran sus cámaras corporales, que esperan que esté dormido y que si lo está "será un buen viaje".