Los líderes del G7 han abordado, entre otros asuntos, las relaciones comerciales con China, el expansionismo de Pekín o la adopción de un estándar internacional para abordar la inteligencia artificial. Sin embargo, en Hiroshima (Japón), el protagonismo se lo ha llevado Ucrania y su presidente, Volodímir Zelenski, quien no ha posado en la foto de familia pero ha sido el invitado estrella.
Zelenski no ha tenido mejor oportunidad diplomática desde la invasión y les ha agradecido los compromisos acordados, las nuevas sanciones contra Rusia y el visto bueno estadounidense al envío a Ucrania, formación de pilotos incluida, de aviones de combate F-16. Además, el G7 ha instado a Pekín para que presione al mandatario ruso, Vladimir Putin, para detener la guerra.
Volodímir Zelenski ha aprovechado para mantener breves encuentros bilaterales con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, el primer ministro británico, Rishi Sunak, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, a quien por cierto visitó en Roma hace escasos días.
Las tres reuniones han tenido como tema común el desarrollo de la guerra en Ucrania y, en particular con Meloni y Sunak, el agradecimiento de Zelenski a los países europeos por su decisión de entrenar pilotos ucranianos en aviones de combate de cuarta generación.
El Gobierno chino ha repudiado las denuncias del G7 contra sus prácticas económicas y su expansión en el Indo-Pacífico al describir al grupo de líderes internacionales como un obstáculo para la estabilidad y el desarrollo.
"Este grupo dice avanzar hacia un mundo más estable, pacífico y próspero pero lo que en realidad está haciendo es obstaculizar la paz internacional, dañar la estabilidad regional y suprimir el desarrollo de otros países", ha hecho saber el Ministerio de Exteriores en su página web.
En relación a otras críticas del G7 contra la expansión en el Indo-Pacífico, su reclamación de soberanía sobre Taiwán y la situación de la minoría uigur, el Ejecutivo del gigante asiático entiende todas estas denuncias como un "intento de ensuciar y atacar" al país, así como una "grosera interferencia en los asuntos internos" de la nación.
Por otra parte, el ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, ha puntualizado que las críticas del G7 contra la política económica y militar de China formuladas durante la cumbre de Hiroshima no son más que un ejercicio para contener la alianza entre Pekín y Moscú, y acabar, mediante una política de "supresión", con la "competencia" que representa Rusia en el escenario internacional.