Los pasajeros del vuelo 512 de Volaris que partía desde Tijuana a Monterrey (México) el pasado viernes vivieron momentos de auténtico terror a bordo del avión después de que el aeroplano se viese atrapado en una gran tormenta de granizo, entre fuertes vientos y severas turbulencias. La situación, –dramática y similar a la ocurrida hace un mes en otro vuelo de Nepal a Dubái–, con llantos y gritos en el interior de la nave, obligó a un aterrizaje forzoso.
Fueron los propios pasajeros los que, desde el interior del avión grabaron algunas de las escenas que vivieron en ese momento, con algunas personas incapaces de contener la tensión y el pánico, sobrecogidas por el temor a un trágico accidente aéreo y entrando en estado de shock.
Su reacción, –natural ante los súbitos movimientos del aeroplano, los rayos que iluminaban las ventanas y la sensación de sentirse a merced de la fuerte tormenta–, estaba además acompañada de una situación igualmente terrorífica en cabina, donde el propio piloto se vio obligado a contactar para solicitar un aterrizaje de emergencia informando de que incluso la luna delantera había sufrido daños: “Tenemos los parabrisas quebrados”, señaló, pidiendo “por favor”, paso para aterrizar en la ciudad mexicana de Torreón.
Con la pintura del fuselaje también destrozada por el impacto de los granizos, y en medio del ruido atronador que no hacía sino incrementar todavía más el miedo, los pasajeros, entre gritos, se aferraban a sus plegarias y a los acompañantes con los que viajaban.
En imágenes difundidas por las redes sociales, se aprecia como un padre agarra con fuerza la mano de sus hijos, mientras otros se encomiendan a la esperanza de que un milagro les salve de una situación completamente compleja y angustiosa.
Afortunadamente, y a pesar de todas las circunstancias, el avión, no obstante, aterrizó en Torreón y no hubo que lamentar ninguna víctima herida, más allá de los daños del propio aeroplano.
Tras el suceso, la propia compañía de Volaris ha emitido ahora un comunicado en el que detalla lo ocurrido durante el vuelo:
“Volaris informa que el viernes 12 de mayo el vuelo número 512, que viajaba de Tijuana a Monterrey, se desvió al Aeropuerto Internacional Francisco Sarabia (Torreón) debido a condiciones meteorológicas adversas en la capital neoleonesa, las cuales causaron daños en el parabrisas y en la pintura del fuselaje. La tripulación activó de manera oportuna el procedimiento correspondiente, asegurando un aterrizaje seguro y salvaguardando el bienestar de todos los clientes a bordo”, ha señalado la compañía.
La situación, como recoge el medio mexicano ‘Milenio’, ha sorprendido no obstante a algunos expertos en aviación, que señalan que no es normal que esto ocurra dado que los aviones están “equipados con radares meteorológicos que indican claramente las zonas donde hay tormentas severas” que se deben “evitar en todo momento”. Por eso, algunos se preguntan si hubo algún fallo en los instrumentos, o qué sucedió exactamente para que el aeroplano acabase directamente en mitad de la misma.