Miles de migrantes siguen varados en el lado mexicano de la frontera pese a que Estados Unidos ha conseguido que desciendan a la mitad los que cruzan ilegalmente su frontera desde México con la nueva legislación migratoria.
Desde que entró en vigor, han arrestado a una media de 4 mil 400 personas diarias, hasta el pasado jueves cruzaban más de diez mil al día.
En medio de la lluvia, en medio del fango y sobre todo, en medio del dolor de todas esas personas, Rosa Conde ha podido hablar con algunos de los migrantes que esperan conseguir el ‘sueño americano’.
Miseria, pena, hambre, barro, necesidad, cada palabra refleja lo que están padeciendo los 5.000 migrantes que esperan en un campamento improvisado.
Hasta llegar a ese campamento precario donde se acinan han tenido que caminar durante días largas jornadas en las que han visto de todo.
“Robos, personas que han estafado, los mismos policías que nos quieren robar” afirmaba uno de ellos a las cámaras de Informativos Telecinco, mientras que otros piensan en sus compañeros que aún no llegaron “muchos están desaparecidos”.
El río Bravo separa el campamento del alambre de espino que bordea la frontera americana, unos metros que para ellos son la diferencia entre el cielo o el infierno.
En el campamento de Matamoros, México, buena parte de esos habitantes son niños llevados por sus padres para una supuesta vida mejor, pero sus pequeños ojos ya han visto demasiada miseria.