La histórica celebración de la coronación de Carlos III y Camila en Londres comenzó antes de su llegada a la abadía de Westminster. Lo hizo sobre las 10:20 de la mañana con la procesión de la coronación, un recorrido de más de dos kilómetros, en los que ambos han viajado en el coche de caballos más moderno de la familia real británica desde el Palacio de Buckingham.
Con puntualidad británica, Carlos III y Camila han salido desde el Palacio de Buckingham a la hora prevista en un carruaje no habitual para las coronaciones. Este, tirado por seis bellos caballos grises vestidos para la ocasión, con crines decoradas de azul, se construyó para conmemorar el 60 aniversario de la coronación de Isabell II, el Jubileo del Diamante, más moderno y cómodo, tiene incluso suspensión hidráulica.
Así, han recorrido dos kilómetros y medio con saludos, música al trote y la comitiva, flanqueada por elegantes equinos negros, 200 miembros de las fuerzas armadas y un millar de empleados al servicio de la Casa Real. Han recorrido The Mall, la avenida londinense reservada para las grandes celebraciones, atravesando lugares emblemáticos como el arco del Almirantazgo que reza "felicidad y gloria". En este trayecto, Carlos y Camila han saludado sin, prácticamente, prestarse atención el uno al otro.
A las 11:47 horas, han llegado a la abadía de Westminster. El templo ha servido ya para 13 coronaciones previas --la primera fue en el año 1066--.
Ya coronados, rey y reina han iniciado el camino inverso, esta vez en una carroza de madera chapada en oro y tirada por ocho caballos. Un carruaje más incómodo, pero que ha sido utilizado en todas las coronaciones desde 1831.
Y así, arropados por 4 000 miembros de las fuerzas armadas, entre saludos y con el peso de la corona sobre sus cabezas han regresado al Palacio de Buckingham.