El rey Carlos III de Inglaterra ha sido objetivo de los medios y las redes sociales por sus peculiaridades. Tras el fallecimiento de Isabel II, el monarca de 73 años, que ha demostrado parte de su personalidad en la invitación enviada para su coronación, no ha podido pasar desapercibido por su actitud poco amistosa cuando algo no sale como él lo tiene previsto. Esos tics tendrá que evitarlos el día de su coronación. No le vaya a suceder como cuando, al jurar el cargo, exigió de malos modos a sus asistentes que le retirasen el tintero de la mesa con muy mala cara. Al parecer, le estorbaba y las redes no tardaron en viralizar estas imágenes catalogándolas de elitistas y altivas.
Tres días después, se marchó de la sala cuando intentaba escribir la fecha y la pluma comenzó a perder tinta. “No puedo soportar esta maldita cosa”, “Oh, odio esto” y “Es asqueroso todo el tiempo” son algunas de las frases que se le escuchaba decir mientras se marchaba indignado sin esperar a Camilla Parker, su esposa.
El monarca tiene diversas excentricidades que podrían llevar a la conclusión de que sufre un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo).
Una de sus manías al lavarse los dientes es la de no coger la pasta dentífrica sino que sus mayordomos deben poner 2,5 centímetros de pasta sobre las púas y dejarlo preparado para cuando suba. También necesita que su pijama y cordones de los zapatos estén planchados todos los días. Así lo confesó Paul Burrel, el antiguo mayordomo de la princesa Diana en el documental “Serving the Royals: Inside the Firm” 2005.
Otras declaraciones del chef Darren McGrady, que trabajó para la Casa Real durante un largo tiempo, desvelan que en su desayuno tiene que haber dos ciruelas, junto a su zumo, aunque solo se coma una. Algo que descubrió cuando un día decidió ponerle una y él le preguntó enfadado: “Tienes dos, por favor?”. Porque vaya a donde vaya el desayuno le acompaña en una caja. Muesli, fruta fresca, té y siete tipos diferentes de miel componen su desayuno diario.
Ni el queso se libra de sus manías. Y es que al rey se le conoce como un amante del queso. Por eso, tanto el queso como las galletas tienen que estar calentadas a una temperatura concreta.
En plena pandemia, se pudo observar cómo Carlos III prefiere los alimentos orgánicos. Así se pudo leer en una receta de la residencia de Carlos III en la que se podía leer: “Siempre que sea posible, utilice ingredientes orgánicos”, siendo ésta otra de sus manías.
En el libro 'The Palace Papers' de Tina Brown, exdirectora de The New York Times y Vanity Fair, se detallan manías como las de enviar su cama, sus muebles, fotos y adornos a los lugares donde viaja.
Para realizar esto, una furgoneta es la encargada de llevar un día antes todo lo que el monarca necesita. “La única confirmación de su llegada a un acto es la llegada del camión con sus pertenencias, mientras este no llegue, uno no puede estar tranquilo”, aseguró Brown.
Llevar la cama montada es uno de los ejemplos que ocurrió cuando el rey Carlos III viajó a Canadá con motivo de unos actos oficiales dentro del Jubileo de Platino de la reina Isabel II. O pedir que le lleven su propio asiento del inodoro junto a su papel higiénico preferido de la marca Kleenex Velvet. Según la periodista Ana Polo, autora de la biografía sobre Isabel II titulada 'La Reina', el rey tiene que dormir con las ventanas abiertas, ya sea invierno o verano.
Cuando llega la hora de bañarse hay unas pautas que deben seguirse. El tapón de la bañera situado en una posición concreta, el agua a 20 grados y llena hasta los 18 centímetros son las manías que su doncella debe cumplir cada mañana.
Y cuando se trata de vestirse, el biógrafo real Anthony Holden comentó en el documental “The Madness of Prince Charles” que Carlos III necesita, como mínimo, dos hombres para vestirle al cambiarse de ropa. Algo que sucede hasta cinco veces al día.
Para él no es extraño modificar fechas sobre los actos protocolarios para que coincidan con la evolución de la flora de los jardines de Highgrove que cuida él mismo. Su pasión por la jardinería es tan grande que ha llegado a utilizar personal militar para que quitasen insectos y babosas de las hojas de las plantas durante la noche.