Belgrado permanece en estado de shock y cada vez que se revelan nuevos detalles más crece el espanto por la terrible masacre perpetrada por Kosta Kecmanović, el niño de 13 años que mató a ocho niños y un guardia de seguridad tras llevar a cabo un tiroteo en la escuela en la que cursaba estudios.
Quien hasta entonces había sido en apariencia un estudiante modélico al que otros alumnos llegaban a referirse como un “empollón”, este miércoles 3 de mayo a las 8:00 de la mañana irrumpía en el centro educativo ‘Vladislav Ribnikar’ con las armas registradas que acababa de robar a su padre. Primero acabó con la vida del guardia de seguridad. Después, en su periplo hacia la clase de Historia, disparó en la cabeza a una alumna, hirió a otra y continuó con su matanza.
Al parecer, estaba enfadado con una mala calificación en un examen de Historia, y también disparó contra la profesora, que resultó herida en el cuello. Además, Kosta habría sufrido violencia escolar, y todo indica que estaba perpetrando la peor de las venganzas.
El adolescente tenía un plan minuciosamente elaborado desde hace un mes. Así lo aseguran las autoridades, que han mostrado los folios en los que incluso había apuntado los nombres de los compañeros que había planeado asesinar.
No solo eso. Kosta también trazó con precisión los planos de la escuela, apuntando los números de las aulas. Sabía exactamente quiénes estarían dentro a la hora en que inició la masacre.
Además, había aprendido a disparar con su padre, un reconocido médico especializado en radiología, identificado como Vladimir Kecmanović, ahora también detenido. Fue a él al que le robó las dos pistolas y los tres cargadores con los que ejecutó su macabro plan, que además de provocar la muerte de ocho estudiantes, compañeros de la escuela, así como la del guardia, dejó a otros seis estudiantes heridos, varios de ellos de gravedad, y una profesora.
La tragedia pudo ser, no obstante, todavía peor, porque como comprobaron las autoridades tras detenerle en el patio de la escuela, –donde se escondía–, en su mochila llevaba incluso botellas con líquido inflamable, aunque no le dio tiempo a usarlas.
“Escuché los disparos e inmediatamente algunos estudiantes salieron al pasillo para ver qué pasaba. Al principio pensé que algo se escuchaba fuera. Todos comenzaron a gritar, hubo pánico general, todos comenzaron a correr. Cuando salí, lo vi, vino y nos apuntó con un arma a todos”, contaba un estudiante, testigo de los hechos, al medio serbio Blic.
Relatando también esos instantes de pánico, otra joven contaba, en unas declaraciones sobrecogedoras, que tuvo suerte de salir con vida: "Mató a dos de nuestros amigos, me tumbé junto a ellos y fingí que yo también lo estaba. Así fue como me salvé", ha contado.
Mientras, otro alumno, conmocionado al ver la lista que Kosta había preparado, en la que figuraban los nombres de sus objetivos, se pregunta por qué estaba el suyo allí: “No sé por qué estaba en la lista. Toda la escuela me conoce, pero yo no lo conocía, solo lo conocía de vista. Conozco a algunos niños que fueron asesinados. Mis dos amigos también están en la lista, pero por suerte no les disparó. Estamos todos muy conmocionados. Esto es una tragedia”, señala en declaraciones recogidas por el medio Novosti.
Tras ser detenido, el adolescente ha sido internado en una clínica psiquiátrica. Por su edad, al no haber cumplido todavía los 14 años, la Justicia serbia no va a poder imputarle los nueve delitos de asesinato. Quizás por eso ha confesado rápidamente su plan elaborado desde hace un mes. Tanto es así que, de hecho, medios locales especulan y se preguntan si esto lo había tenido también en cuenta a la hora de perpetrar su matanza.
Tras la tragedia, y en medio de la conmoción, el ministro de Educación, Marko Ružić, ha anunciado que se han declarado tres días de luto, que durarán del 5 al 7 de mayo.
Ayer las clases fueron canceladas en todo Belgrado durante la tarde, mientras hoy han comenzado con un minuto de silencio.