Las urbes americanas se rebelan
La Cumbre de Ciudades de las Américas afronta el paro, la migración, el desempleo y la desigualdad de las urbes
El continente americano es el más urbanizado del mundo
En el 71% de los núcleos urbanos es necesario el cambio de las políticas nacionales
Los centros urbanos del continente americano suponen el lugar de residencia para 8 de cada 10 personas y sufren problemas que afectan de manera grave a la vida cotidiana de sus habitantes. Por esto, durante estos días, más de 200 alcaldes, numerosos activistas comunitarios, representantes de la sociedad civil y del sector privado, junto con organizaciones indígenas y organismos internacionales, se han reunido en Denver (Colorado) para afrontar sus principales desafíos.
Graves dificultades en temas migratorios, de sostenibilidad, crecimiento equitativo y seguridad, entre otros, son parte de las cuestiones que afectan a la existencia de millones de personas y que han llevado al gobierno de los Estados Unidos a liderar esta cumbre, que fue inaugurada en su primera jornada, el miércoles pasado, por el presidente Biden. La magnitud de los problemas ha requerido la implicación de los máximos responsables de organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros.
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Migración, desigualdad y empleo
Alcaldes de mega urbes como Claudia Sheinbaum (Ciudad de México, con casi 23 millones de habitantes) han compartido sus particulares desafíos con representantes de ciudades más pequeñas, como Francis Suárez, responsable de Miami (casi 5’5 millones), otros de ciudades con climas extremos como Jyoti Gondek (Calgary, Canadá) o de islas caribeñas como Delroy Williams, por Kingston (Jamaica).
Todos ellos, sin embargo, coinciden en que forman parte del “hemisferio más urbanizado del mundo”, como dijo el subsecretario del departamento de Estado de Estados Unidos para el Crecimiento Económico, Energía y Medioambiente, José Fernández, a la Agencia EFE. Algo que supone afrontar la recepción e integración de millones de personas migrantes, creación de empleo, mejora y protección de las condiciones laborables y búsqueda de soluciones para la formación de riqueza económica.
Financiación
Todo ello mientras se lucha contra la desigualdad, se busca cooperar en la movilización de inversiones, el desarrollo programas sociales, la protección del clima, la gobernanza democrática y la transformación digital.
Grandes problemas todos ellos para unas ciudades que, según expertos del BID, sufren de una alta dependencia de las transferencias de los gobiernos centrales, que representan el 56% de sus ingresos. De ahí la importancia de buscar fuentes alternativas de financiamiento que complementen estas transferencias económicas. Algunas de las soluciones propuestas están basadas en una mayor rentabilidad del suelo, el acceso a los mercados financieros y la atracción de la inversión privada.
Migración
Uno de los grandes retos del continente es “el fenómeno migratorio, que aunque siempre ha existido y ha sido parte de la historia de nuestro hemisferio, hoy se ha intensificado por ciertas razones que obligan a la gente a dejar sus comunidades”, según señala a Nius Betilde Muñoz-Pogossian, directora del departamento de Inclusión Social de la OEA. “Cuando estas personas llegan sus sitios de tránsito o destino, son las autoridades locales (alcaldías y gobiernos municipales) quienes están en la primera línea de respuesta para acoger, recibir e integrar a estas personas”.
En esos momentos, los principales esfuerzos se centran en “el desafío humanitario con su correspondiente chequeo médico, suministro de agua y un sitio donde dormir; la inclusión social y económica, que pasa por la posibilidad de acceso a una regularización y un permiso de trabajo; garantizar una vida libre de xenofobia y discriminación, lo que requiere ayuda de organismos internacionales y gobiernos a nivel nacional, y el establecimiento de vías legales para garantizar todo ello”, añade Muñoz-Pogossian, tras participar en la cumbre.
Soluciones
En este sentido, las soluciones deben venir desde la innovación, “que es lo que se está haciendo en Latinoamérica, por ejemplo, con la creación del estatuto de protección temporal que se implementó en Colombia para las personas migrantes venezolanas. También con el estatuto de protección complementaria de Costa Rica, dirigido a cubanos, nicaragüenses y venezolanos”.
Esta experta en migraciones recomienda además generar espacios de diálogo social para prevenir la xenofobia y generar empatía, ya que “las personas migrantes no se mudan porque quieran sino porque no han tenido más remedio”. Y señala como reto más destacado conseguir “la inclusión social y económica” de estas personas, a través de la identificación de sus fortalezas y conocimientos y su acercamiento a las empresas, lo que contribuiría a cubrir las necesidades de ambas partes. Ello “generaría autonomía financiera y la posibilidad de que estas personas acaben contribuyendo con sus impuestos al desarrollo económico de los países a los que llegan”, concluye Muñoz-Pogossian.
Denver fue escenario del reciente lanzamiento del informe “Recepción e integración de personas migrantes y refugiadas en las ciudades de las Américas” por la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Este estudio recoge las experiencias de 109 localidades y 25 países del continente americano y busca identificar las mejores prácticas en la recepción de las personas migrantes y refugiadas a nivel local en la región. La iniciativa fue llevada a cabo junto a la Universidad Metropolitana de Toronto, la Iniciativa Latinoamericana por los Datos Abiertos (ILDA) y MG Group, con apoyo de los Gobiernos de los Estados Unidos, Canadá y Suecia.