El Papa Francisco ha vuelto a referirse una vez más al caso Emanuela Orlandi y las acusaciones vertidas contra la figura de Juan Pablo II después de que el propio hermano de la joven desaparecida hace casi 40 años le haya señalado en el marco de la reapertura de la investigación sobre el misterioso suceso.
Fue el 22 de junio de 1983 cuando a Emanuela Orlandi se le perdía la pista a los 15 años para no saber nunca más de su paradero. Como cada lunes, había salido a sus clases de flauta desde la Ciudad del Vaticano para ir al instituto musical donde las impartía. Tras coger un autobús ante la negativa de su hermano de llevarla, bajó a escasos metros del centro, y fue entonces cuando un hombre la interceptó. Llevaba una maleta de marca Avon.
Tras ese extraño encuentro, Emanuela llamó a su hermana para informarla, contándole que querían que trabajase para esa marca. Quedó en encontrarse con ella después de la clase para seguir explicándole, pero cuando su hermana acudió al lugar fijado Emanuela, –hija de un empleado que trabajaba en la Ciudad de Vaticano, Ercole Orlandi, funcionario de la Prefectura de la Casa Pontificia–, no aparecía. No lo volvería a hacer. Desde entonces, su desaparición es un misterio que ha salpicado a la Santa Sede.
Tras esos hechos, un hombre apodado como ‘el americano’, llamó al Vaticano, expresando que si querían volver a ver a Emanuela debían liberar a Mehmet Ali Ağca, el hombre que intentó atentar contra Juan Pablo II, y quien manifestó no tener nada que ver con la desaparición.
A partir de ahí lo que suceden son 40 años de misterio, especulaciones y preguntas sin respuesta, con entrevistas de familiares y allegados sembrando todavía más incógnitas sobre el caso.
Entre ellas están las del propio hermano de Emanuela, Pietro Orlandi, quien precisamente en una entrevista reciente, con motivo de la reapertura del caso, apuntaba al nombre de 28 personas que sospecha que podrían haber estado involucradas en el caso, incluido varios cardenales. Además, fue más allá al acusar a Juan Pablo II de salir en secreto del Vaticano por las noches, en compañía de amigos polacos, “y no para bendecir casas” dando a entender que podría estar implicado en una red de explotación de menores y pederastia eclesial; declaraciones que como era de esperar generaron un enorme revuelo en le Vaticano, con el papa Francisco calificando todo de “suposiciones sin fundamento”.
Ahora, en la misma línea, ha vuelto a referirse a ello, calificando esas acusaciones de “tontería”. Lo ha hecho concretamente antes de aterrizar en el aeropuerto internacional Ferenc Liszt de Budapest (Hungría), tras una hora y 50 minutos de vuelo en el que los periodistas acreditados en el avión le han regalado, entre otros obsequios, un biberón y una brújula en memoria de los inmigrantes fallecidos en el naufragio de Steccato di Cutro, en Calabria, al sur de Italia, que dejó más de 70 muertos, según Vatican News.
Durante el viaje apostólico, cumpliendo la tradición, ha saludado a los 73 periodistas que le han acompañado en el avión de ITA Airways que despegó en la mañana de este viernes desde el aeropuerto de Roma Fiumicino.
En el encuentro, un corresponsal de la agencia de noticias polaca PAP le ha agradecido la defensa que hizo de San Juan Pablo II durante el rezo del Regina Coeli del 16 pasado de marzo.
Más allá, y desmarcándose ya del caso, el Papa Francisco ha respondido con una sonrisa a las preguntas sobre su salud, tras ser ingresado en el hospital Policlínico Gemelli por una bronquitis infecciosa antes de Semana Santa.