El río Colorado se queda sin agua

  • La sequía durante 20 años y un uso excesivo son las causas

  • El estado se esta viendo forzado a intervenir para encontrar una solución

  • Los siete estados afectados están inmersos en discusiones que agravan la situación

El Colorado se seca. El río que ha dado lugar a algunas de las películas más icónicas del Oeste y forma parte de la memoria colectiva del país está en serio peligro. Sin embargo, los siete estados que están directamente afectados no consiguen ponerse de acuerdo en las medidas a tomar, ni entre ellos ni con el gobierno federal, a pesar de que la falta de suministro de agua puede llegar a perjudicar a unos 40 millones de personas.

En medio de una pradera húmeda de un pueblo de las Montañas Rocosas, posible escenario de un largometraje de John Ford, surge el río Colorado en el estado que le da nombre para recorrer 2.334 kilómetros a través de Utah, Arizona, Nevada, California y parte de México. Lo hace drenando una cuenca que incluye parte de Wyoming y Nuevo México, alcanzando un 7% de la superficie de los Estados Unidos. 

Causas

A lo largo de su curso y gracias a un sistema de represas, embalses y acueductos, millones de personas se benefician del agua potable y la energía hidroeléctrica que genera. Sin embargo, esta maravilla de la naturaleza que ha dado lugar a la profunda garganta del Gran Cañón del Colorado, entre otras peculiaridades geológicas tras más de 6 millones de años de erosión de su cauce, está experimentado una importante disminución de su caudal.

La sequía de los últimos 20 años y un uso excesivo de sus aguas han puesto en peligro el suministro de millones de usuarios, la conservación de los once parques naturales por los que discurre, los rápidos de sus aguas bravas, los lagos Mead y Powell que garantizan el agua potable de una amplia zona, la irrigación de 5’5 acres de uso agrícola y la electricidad de cientos de miles de empresas y familias.

Efectos 

El caudal del río se ha reducido en un tercio y los niveles de los dos principales lagos han disminuido hasta cotas históricas, lo que ha provocado la posibilidad de que el gobierno federal tenga que intervenir, en el caso de que los recortes voluntarios propuestos a los estados implicados no se produzcan en la medida necesaria. Y aunque esta iniciativa se vería como un desafío judicial por parte del gobierno, los expertos avisan de que hay que pasar a la acción de manera inmediata porque la situación a la que se ha llegado en 2023 es crítica.

Hasta ahora, el gobierno federal ha respondido con cientos de millones de dólares a través de subvenciones a agricultores, ciudades y tribus nativas. El objetivo: conseguir que usen menos agua de forma voluntaria. El verano pasado, el departamento de Interior tuvo que declarar la situación de emergencia en los siete estados afectados por la falta de agua. Les alentó a idear un plan para reducir el consumo a una cantidad equivalente a un tercio del caudal anual del Colorado y después se retiró, a la espera de una reacción de los estados.

Soluciones

Lejos de acordar soluciones, los implicados se han sumergido en una serie de discusiones centradas en la cantidad de agua a la que cada uno debería renunciar. Especialmente entre Arizona, California y Nevada, que son los que obtienen el agua principalmente de los dos grandes embalses. 

La semana pasada, la secretaria del Interior, Deb Haaland, se vio obligada a inmiscuirse en las negociaciones y tanto ella como el resto de funcionarios federales se preparan para posibles demandas, en el caso de tener que decretar la obligatoriedad de los recortes. Por esa razón el departamento de Interior ultima un contrato con el que presionar a las partes implicadas bajo la regulación conocida como Sección 417, que le faculta para garantizar que el agua se entregue y use con la máxima eficiencia

Plan del gobierno

Los detalles del plan general para el río Colorado del gobierno, que fueron revelados recientemente, incluyen también un paquete de 15.000 millones de dólares provenientes del presupuesto de la Ley de Reducción de la Inflación y la ley de Infraestructura. Parte de ese dinero se destinará a comprar agua para los agricultores de California y Arizona. 

Sin embargo, no se han visto aún soluciones a largo plazo que puedan evitar futuras sequías, que son lo más probable que ocurra como efecto del cambio climático. Lo que deja en el aire no solo el suministro de granjas y cultivos o el consumo de agua de millones de ciudadanos sino nuevas producciones cinematográficas rodadas con anterioridad en la zona. Películas como Gran Cañon, Thelma y Louise o Río Colorado han dado vida a parte de la iconografía estadounidense y mostrado la grandeza de una zona geológica e hídrica que, si las cosas no cambian, nunca volverá a ser igual. Al menos, en lo que respecta al agua que durante siglos ha llevado en su cauce el río.