Lanfranco Cirillo es uno de los arquitectos más cotizados de toda Rusia y es italiano. Nacido Treviso, cerca de Venecia, hace más de treinta años era un emprendedor más en el norte de Italia. Entró en contacto con Lukoil, la mayor sociedad petrolífera rusa, y se lanzó a trabajar en varios proyectos de alto nivel. Luego para algunas de las grandes fortunas de los oligarcas del Kremlin y, además, para el presidente Vladimir Putin, al que ha encontrado en más de una ocasión. Hoy lleva casi tres décadas viviendo en Moscú, una ciudad que, dice, lo fascina como el primer día y ha recibido la residencia rusa por decreto presidencial. Nos habla desde la planta 51 de un rascacielos de Moscow City, el epicentro financiero de la capital. En Italia está siendo juzgado por fraude fiscal y violación del código de tutela de bienes culturales.
En este momento una orden de la Interpol pesa sobre él y no puede salir de Rusia, dice que si fuese el arquitecto de Biden no recibiría este trato. En los últimos meses el Tribunal italiano había pedido que se incautasen bienes de su propiedad por valor de más de 140 millones de euros, entre villas, obras de arte originales de Picasso y Kandinsky y un yate, además de 670 mil euros en efectivo encontrados en la casa. Pero el 17 de febrero el Tribunal Supremo suprimió esta orden. En la zona del Mar Negro posee una finca de 400 hectáreas donde produce vino. En España le gustado siempre navegar y veranear por Mallorca. Para Rusia es un arquitecto de máximo lujo y un empresario, para Italia un fugitivo.
PREGUNTA: ¿Por qué lo llaman el arquitecto de Putin?
RESPUESTA: “Siempre había vivido mi vida muy bien hasta que un señor llamado Navalny abrió un enorme escándalo en 2021 con un contenido que llegó a los 100 millones de visitas en el que hablaba de esta casa en el Mar Negro que supuestamente yo habría construido a Putin. Yo participé en esa obra, pero no era una casa privada, sino un centro de congresos de alto nivel. Me hice famoso, la gente me empezó a llamar ‘el arquitecto de Putin’, pero este hombre arruinó mi vida”.
P: ¿Cómo ha sido su vida en Rusia durante todos estos años?
R: “He trabajado para 44 de los 100 hombres más ricos de este país. Rusia para mí es siempre un mundo nuevo, estimulante, un lugar de gran cultura e historia. Siento que en Europa todo está parado, es viejo, aquí nunca puedes aburrirte”.
P: ¿Cuándo se ha visto con el presidente Putin durante estos años?
R: “He coincidido con él en varias ocasiones y en eventos oficiales, conozco a mucha de la gente de su entorno. Pero, digámoslo así, no somos amigos ni vamos al bar a tomar café juntos. Aunque me gustaría mucho”.
P: ¿Cómo es la Rusia de hoy en día, más de un año después del inicio de la guerra?
R: “Con toda la honestidad del mundo, aquí las cosas siguen siendo bastante normales. Es la primera vez que Rusia hace una guerra a la americana, en un país distinto. Los grandes cambios son épicos, la economía se ha orientado al resto del mundo tras las sanciones. En Rusia siempre se dice que el mundo está compuesto de ocho mil millones de personas, en occidente se encuentran menos de mil millones. La situación económica es aún buena”.
P: ¿Qué ambiente ve? ¿La gente qué piensa de la guerra?
R: “La guerra es una cosa atroz, a inicios de 2022, cuando empezó todo la gente estaba en contra, mucha estaba verdaderamente sorprendida, no se entendía porque los jóvenes rusos tenían que ir a morir al frente. Pero ha cambiado un poco la visión desde que se han comenzado a suceder varios ataques en contra de los rusos y en contra de la cultura, por ejemplo. La gente se hizo preguntas sobre el nivel de democracia de Occidente y no entiende que no pueda estudiarse a Dostoyevski o no se acepten a los bailarines de ballet rusos en los mejores escenarios del mundo. Se hablaba de un muro de Kiev, tras el de Berlín, que separa dos realidades. Ahora las voces contrarias a Putin creo que son insignificantes”.
P: Está acusado por la justicia italiana de una serie de delitos que van desde el fraude fiscal a violación del código de tutela de bienes culturales. ¿Qué está pasando?
R: “El 25 de mayo se celebra la audiencia del Tribunal de Brescia, hemos presentado documentación para resolver este problema con la Agenzia delle Entrate (Hacienda), pero no entiendo por qué este problema está siendo juzgado por un tribunal penal. Estoy a disposición de la justicia pero aún no he podido aclarar mi posición legal, no puedo entrar en Italia en este momento”.
P: ¿Por qué? Sobre usted pesa una norma de arresto de la Interpol, dicen que ha fingido de vivir en Rusia para evadir impuestos en Italia.
R: “Sí, no tiene sentido que por un problema fiscal hayan lanzado esta orden de busca y captura igual que la que pesaba sobre Matteo Messina Denaro o algunos de los criminales más buscados del mundo. Con esta orden sería arrestado de inmediato si saliese del país, es por eso que mi pasaporte está anulado por las autoridades del Kremlin. Yo no me escondo, lo que no entiendo es por qué la justicia italiana no lanza una orden de extradición si tanto interés tiene en mí. Saben dónde vivo, hablo con la prensa, he siempre dicho de estar donde estoy”.
P: ¿Qué explicación se da?
R: “Estoy recibiendo un trato especial porque soy conocido como el arquitecto de Putin, si fuese el de Biden las cosas no serían igual”.