El “caso Orlandi” –la desaparición de la ciudadana vaticana Emanuela Orlandi, a los 15 años, hace cuarenta años, cuando jamás volvió de una clase de música a la que solía ir, cerca de Piazza Navona-, volvió a llevar esta semana la inquietud al Vaticano. Y no era para menos. El caso, mediático como pocos y que conmocionó a todo un país ha vuelto a llenar portadas y a hacer reaccionar incluso al papa Francisco.
Pietro Orlandi, el hermano de la chica, que desde hace años reclama justicia y es protagonista de “Vatican girl”, la docuserie que Netflix produjo sobre el caso, escandalizó a todos al crear sospechas de una presunta pista pedófila que involucraría nada menos que a Juan Pablo II.
En un programa televisivo italiano, Orlandi insinuó que Karol Wojtyla, que fue proclamado santo en abril de 2014, podría estar detrás del terrible misterio. “Me dicen que Wojtyla cada tanto de noche salía con dos monseñores polacos y no iba claramente a bendecir casas”, dijo Orlandi el martes 4 de abril en “Di martedí”, programa periodístico televisivo en el cual también se escuchó el audio de un llamado telefónico en el cual un exmiembro de la banda criminal del barrio romano de la Magliana implicaba al papa polaco en lo que habrían sido fiestas sexuales con menores.
En medio de un clima de asombro absoluto, el primero que rompió el silencio fue ayer el cardenal polaco Estanislao Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia y durante años fiel secretario personal de Juan Pablo II. En un comunicado durísimo, en el que no ocultó su indignación, aunque admitió que “lo que se le hizo a Emanuela y a su familia fue un crimen gigantesco”, consideró también “criminal lucrar sobre el mismo con desvaríos incontrolables, tendientes a desacreditar preventivamente personas y ambiente hasta prueba contraria dignos de estima universal”.
“Como secretario privado de Juan Pablo II, puedo testimoniar sin temor a ser desmentido, que desde el primer momento el Santo Padre se hizo cargo del asunto, actuó e hizo actuar para que pudiera tener un resultado feliz, nunca alentó acciones de encubrimiento, siempre manifestó afecto, proximidad, ayuda en los modos más diversos a la familia de Emanuela”.
En un artículo que escribió en primera página de L’Osservatore Romano, su director editorial, Andrea Tornielli, que a diferencia del cardenal, mencionó con todas las letras a Pietro Orlandi y su aparición televisiva en la que insinuó que Juan Pablo II de noche salía junto a monseñores a buscar chicas y denunció sus “acusaciones absurdas y difamatorias”.
“Si bien esta masacre mediática entristece y angustia hiriendo el corazón de millones de creyentes y no creyentes, la difamación debe ser denunciada porque es indigno de un país civilizado tratar de este modo a cualquier persona, viva o muerta, que sea clérigo o laico, papa, metalmecánico o joven desocupado”, escribió Tornielli. “Es justo que todos respondan de eventuales delitos, si los han cometido, sin impunidad alguna o privilegios. Es sacrosanto que se indague a 360 grados para buscar la verdad sobre la desaparición de Emanuela”, agregó. “Pero nadie se merece ser difamado de este modo, sin ni siquiera un atisbo de prueba, sobre la base de los ‘se dice’ de algún desconocido personaje del submundo criminal o de algún escuálido anónimo comentario realizado en televisión”.
Francisco ha reivindicado la figura Juan Pablo II, a quien ha defendido de las acusaciones que se han vertido estos días en el marco de la reapertura del Caso Orlandi tras unas decoraciones a un medio de comunicación del hermano de la joven desaparecida en 1983.
"Un pensamiento a la memoria de san Juan Pablo II --ha señalado Francisco-, en estos días objeto de suposiciones sin fundamento", ha dicho el Pontífice desde el balcón del Palacio Apostólico tras el rezo del Regina Coeli en este 16 de abril.
El caso de la desaparición de Emanuela Orlandi, hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia del Vaticano, en 1983 ha creado nuevas tensiones en el Vaticano, que también ha salido en defensa de Juan Pablo II tras la aparición de una supuesta grabación en la que ha sido acusado sin pruebas de explotación de menores.
El fiscal de Justicia del Vaticano, Alessandro Diddi, mantuvo una reunión de ocho horas con el hermano de Emanuela, Pietro Orlandi, y su abogada, Laura Sgrò. En esa reunión, el hermano de Emanuela Orlandi entregó al fiscal toda la información en su posesión y le pidió que se interrogue a todos los cardenales y hombres de la curia que podrían saber que sucedió.
Orlandi lleva tiempo insistiendo en que los Papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco saben más de lo que han dicho sobre el caso de su hermana, pero últimamente ha agudizado sus insinuaciones sobre Juan Pablo a quien relaciona con una presunta red de explotación de menores.
Por otro lado, durante el rezo de este domingo en el que la Iglesia conmemora el Domingo de la Divina Misericordia, Francisco se ha referido a la figura de Tomás, el "apóstol incrédulo", y ha admitido que "no siempre es fácil creer".
El apóstol Tomás se perdió la aparición de Jesús ante los apóstoles y luego no les creyó cuando estos le anunciaron la aparición de Jesús mientras él no estaba. "Preguntémonos si, en nombre de este amor, en nombre de las llagas de Jesús, estamos dispuestos a abrir los brazos a quien está herido por la vida, sin excluir a nadie de la misericordia de Dios, sino acogiendo a todos; cada uno como un hermano, como una hermana", ha asegurado.