“El partido Istiqlal [literalmente ‘independencia’] cree que llegará el día en que Marruecos recupere las ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla. No con armas, sino con un diálogo y negociaciones serias con España”. La frase la pronunció el pasado viernes el presidente de la Cámara de Consejeros, el equivalente al Senado, de Marruecos, además de miembro de la ejecutiva del nacionalista Istiqlal, Enaam Mayara.
Para Mayara “la colonización española continúa en Ceuta y Melilla”, y el Istiqlal, según el presidente del Senado, “no dejó ni dejará de hablar de la colonización en estas dos ciudades y las posibles soluciones para recuperarlas”. Además, el político nacionalista dejó claro que “un día a las dos ciudades ocupadas a través de la negociación sin recurrir al uso de las armas” asegurando que Ceuta y Melilla “no serán objeto de chantaje”, según recogieron el pasado fin de semana medios marroquíes como rue20.com o alyaoum24.com.
Además, en plena polémica por la implicación marroquí en el Qatargate –una supuesta red de presión marroquí a los eurodiputados-, el presidente de la cámara alta marroquí también se refirió en el mismo acto de su partido –dedicado a las mujeres de la formación y a hacer balance de la nueva etapa en las relaciones con España- pedía que la comunidad marroquí en España fuera percibida “como un instrumento de presión y de apoyo capaz de influir en la política exterior de este país amigo”.
Según recogieron medios marroquíes, el líder parlamentario marroquí instó a “apoyar a la comunidad marroquí en la sociedad española", y pidió a la comunidad marroquí que se integre en los partidos españoles y participe en las elecciones “para contribuir a acercar las opiniones de los dos países y formar un lobby que ayude a defender todas las cuestiones relacionadas con la patria, Marruecos".
No casualmente, Mayara es miembro del Istiqlal, el partido nacionalista por antonomasia en Marruecos, actor fundamental durante la independencia del país. Aunque venido a menos, la formación cuenta con tres miembros en el actual Gobierno tripartito, constituido a finales de 2021 tras la celebración de unas elecciones generales que enviaron a la oposición a los islamistas del PJD. La reclamación sobre las dos ciudades se remonta a la misma fundación del citado partido nacionalista en 1944.
Una de las ideas defendidas con ahínco desde la independencia del país magrebí de España y Francia (1956) por los sectores nacionalistas ha sido la del ‘Gran Marruecos’, la de un país con unos límites territoriales mucho más extensos que los actuales, pues incorporaría parte de la actual Argelia y Mali y la integridad del territorio de Mauritania, además del Sáhara Occidental, y, por supuesto, las dos ciudades autónomas españolas, a pesar de que Ceuta y Melilla formen parte de España desde el siglo XVI y XV respectivamente.
La idea del Gran Marruecos fue desarrollada en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo pasado por Allal El Fassi, intelectual nacionalista y teórico del islamismo, además de fundador del Istiqlal. Abbas El Fassi, cuyo padre era primo carnal del fundador del partido nacionalista, fue primer ministro entre 2007 y 2011 (período en el cual el Gobierno de Marruecos que él presidía se enfrentó al Partido Popular español a propósito de los disturbios registrados en El Aaiún en noviembre de 2010).
El presidente de Senado de Marruecos es saharaui, nacido en 1968 en la ciudad de Esmara, cuando el territorio era provincia española (y donde se fundaría en mayo de 1973 el Frente Polisario). Ingeniero agrónomo de formación, su carrera política comenzó a comienzos de los años 90 en la antigua ciudad española. Entre 1997 y 2015 formó parte del Consejo regional de la región de El Aaiún-Bojador-Saguía El Hamra, según el medio local Le Matin. Dos años después alcanzó el liderazgo de la UGT, el brazo sindical del Istiqlal y es miembro de la ejecutiva de la formación nacionalista desde 2017.
Protocolariamente, a pesar de ser un nombre relativamente secundario de la política marroquí, Mayara es la cuarta autoridad del Estado. Su nombre saltó a los medios locales, a comienzos del mes pasado al ser elegido presidente de la Asamblea Parlamentaria del Mediterráneo, un foro del que forman parte países como Francia, Italia, Marruecos, Argelia o Israel, pero no España.
A pesar de que las declaraciones de Mayara no son las primeras ni las únicas (el nacionalismo marroquí nunca abandonará la reclamación de la soberanía sobre las dos ciudades españolas) vertidas en foros públicos por parte de representantes políticos en torno a Ceuta y Melilla, el presidente del Senado marroquí no se ha librado de las críticas en las últimas horas en los medios locales –también aparentemente en el seno de su formación- por lo que el Marruecos oficial considera un momento inoportuno para evocar la soberanía de las ciudades.
Rabat no quiere importunar en estos momentos las relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez –que no ha salido al paso de las declaraciones del presidente del Senado marroquí-, aunque el mensaje ha trascendido (y no es, por otra parte, nuevo). Además, la política exterior es una prerrogativa del rey Mohamed VI, como se ha encargado de dejar claro recientemente a los islamistas del PJD a propósito de sus críticas a la normalización de relaciones con Israel, por lo que en el Marruecos oficial no ha gustado el protagonismo adquirido por el presidente del Senado en las últimas horas.
Así las cosas el presidente del Senado de Marruecos se veía obligado a rectificar a última hora del lunes en un medio local. Más bien a negar haber hablado sobre Ceuta y Melilla ante miembros de su partido. No es la primera vez que se produce una concatenación de hechos semejantes en los últimos tiempos: horas después de trascender, en junio del año pasado, una entrevista a un semanario local en las que descartaba la posibilidad de abrir las prometidas aduanas comerciales en las fronteras de Ceuta y Melilla, el jefe de las aduanas marroquíes daba marcha atrás ante el revuelo formado.
Si las declaraciones de Enaam Mayara sorprenden –y molestan- en la sociedad civil española no llaman en demasía la atención entre el común de los marroquíes –sí sorprende, en cambio, que sorprendan en España. En cuestiones patrióticas y territoriales hay práctica unanimidad entre partidos y medios de comunicación, y la marroquinidad de Ceuta y Melilla es asumida, con naturalidad, por la inmensa mayoría de los habitantes de este país (menos, probablemente, la mayoría de los vecinos de las localidades limítrofes que ansían seguir pudiendo trabajar en ellas o mantener las relaciones comerciales de antaño entre las dos ciudades autónomas y las provincias de Tetuán y Nador).
En este sentido, el digital Hespress, el más leído de Marruecos, se extrañaba ayer que la palabras de Mayara hubieran “corrido como la pólvora en la prensa española cuando no son inéditas ni extraordinarias”. “La mayoría de políticos marroquíes ya se han posicionado sobre la materia en una cuestión que logra la unanimidad entre los marroquíes”, continuaba el texto, que se refería a las ciudades como “ocupadas”.
Lo cierto es que desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas hace ahora un año –el 7 de abril de 2022 se produjo el esperado encuentro en Rabat entre Pedro Sánchez y Mohamed VI- las autoridades marroquíes y la prensa habían tratado de ser más cuidadosas y evitar expresiones que pudieran molestar a la otra parte. En la XII la Reunión de Alto Nivel (RAN), celebrada en la capital marroquí los días 1 y 2 de febrero pasados, ambas partes acordaron literalmente “evitar todo aquello que ofende a la otra parte”. Poco más de dos meses han transcurrido desde la cumbre bilateral, que contó con los principales ministros del Gobierno de Pedro Sánchez, y la proclama patriótica de Mayara.
Sin embargo, las reclamaciones, más o menos altisonantes, del irredentismo marroquí sobre la soberanía de las ciudades autónomas no son ni mucho menos excepcionales. En mayo de 2021, en plena crisis bilateral entre Madrid y Rabat, el primer ministro Saad Eddine El Othmani aseguró que “Ceuta y Melilla son tan marroquíes cono el Sáhara”. Semanas después, en junio de aquel año, fue el presidente de la cámara baja del Parlamento de Marruecos (Cámara de Representantes), Habib el Malki, quien cuestionaba la españolidad de las ciudades autónomas. “Ceuta no es territorio europeo, sino tierra marroquí ubicada en el territorio del Reino de Marruecos", aseguró entonces el líder parlamentario marroquí.
Sin embargo, el caso más llamativo de los últimos tiempos en torno a la cuestión de la soberanía de Ceuta y Melilla lo protagonizó, inesperadamente una ex ministra del Gobierno de España y ex consejera de Educación de la Embajada española en Rabat: María Antonia Trujillo.
La ex titular de Vivienda en uno de los gabinetes socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero –el presidente más filo marroquí de la democracia española-, residente hoy en Marruecos a pesar de su relevo en la Embajada española en Rabat, ha defendido en varias ocasiones la apertura de negociaciones entre Madrid y Rabat para que Marruecos acabara incorporando las dos ciudades autónomas.
Trujillo fue muy explícita en sus afirmaciones. La ex ministra socialista manifestó el pasado mes de agosto que Ceuta y Melilla “suponen una afrenta a la integridad territorial de Marruecos” y “a la independencia económica y política” del país norteafricano. Además, la ex titular de Vivienda española aseguró que las ciudades autónomas son dos “anomalías coloniales” y “vestigios del pasado que interfieren” en las relaciones bilaterales. Unas declaraciones de la también ex consejera de Educación de la Embajada española en Marruecos hasta el mes de mayo del año pasado que le valieron que los gobiernos de ambas ciudades la declararan persona non grata a comienzos del mes de septiembre.