El Ejecutivo de Giorgia Meloni afronta un mes de retraso en la recepción de la tercera entrega de los fondos europeos de recuperación. 19 mil millones de euros paralizados por la Comisión Europea, que ha dado este mes de margen para verificar los objetivos que Italia tiene que cumplir para la recepción de los fondos. Un retraso en los puntos, en su mayoría los proyectos, que el país tiene que cumplir para acceder en total a 209 mil millones de fondos europeos antes de 2026, siendo el mayor beneficiario. Problemas que se encuentran no solo en esas trabas técnicas, sino también en el gasto del dinero que ya ha llegado en las dos ratas precedentes, con una infraestructura y una burocracia que pone frenos al crecimiento de Italia.
Cuando la líder de Hermanos de Italia llegó a la presidencia del Consejo de Ministros heredó de sus predecesores uno de los grandes retos de su legislatura: la recepción de la mayoría de los fondos del PNRR (Recovery Fund o Fondos de Recuperación Next Generation UE) y la gestión de los mismos. Negociados en la crisis derivada de la pandemia por el gobierno del premier Giuseppe Conte con la redacción, luego, de Mario Draghi, que vivió las primeras entregas, Italia enfrenta, una vez más, la dificultad de gestión derivada por los continuos cambios de Gobierno ante el gran reto del Recovery Fund. Ahora este retraso y el escepticismo sobre la capacidad, particularmente del sur, de emplear correctamente los fondos recibidos, ha explotado de pleno en el Gobierno de derechas.
La premier Meloni ha asegurado esta semana en medio de la polémica desde Vinitaly, la gran feria internacional del vino italiano, que el país no perderá los fondos del PNRR y no tiene ninguna intención de renunciar a mitad del dinero que llegará a recibir en los próximos tres años. Las voces más catastróficas estos días hablaban de la posibilidad de que Italia tuviese que reducir la cantidad de fondos ante la incapacidad de gastarlos completamente. Voces que llegaban desde su propia coalición de Gobierno concretamente por parte del portavoz de Liga de Salvini en la Cámara de Diputados, Riccardo Molinari, que decía “quizás se debería plantear si renunciar a parte de los fondos”. Algo a lo que la premier se niega en rotundo, al menos en esta fase.
Es la primera vez que el Gobierno admite sin pudor que existe una problemática en cuanto a los tiempos de gestión y actuación de los proyectos preestablecidos en el PNRR. El ministro de Asuntos Europeos y PNRR Raffaele Fitto dijo hace unos días: “Algunos proyectos de aquí al 30 de junio de 2026 no se pueden realizar, y es matemático, es científico, hay que decirlo claro y no esperar a 2025 para abrir el debate de quién tiene la culpa”. La coalición de derechas se justifica alegando que los retrasos que ahora paralizan la entrega de fondos son heredados de la gestión precedente y que los cambios a introducir son ineludibles por el gran cambio de escenario que ha traído la guerra, con la subida de la inflación y los costes energéticos. “Lo que ahora se plantea es remodelar los recursos, pero no tenemos ninguna intención de renunciar a parte de los fondos”, han dicho fuentes de Palazzo Chigi a la agencia Adnkronos.
El Gobierno dice, además, estar ya manos a la obra para superar todos los puntos críticos establecidas por la Comisión. Pero la percepción de que este es el primero de una serie de problemas que podrían llegar en los meses sucesivos es cada vez mayor. La oposición pide desde hace días cuentas al Ejecutivo de Meloni y a sus ministros para que aclaren los problemas que el país está encontrando con Europa en la materia. "El gobierno acoge con agrado la invitación de informar al Parlamento sobre el estado de implementación del PNRR, en primer lugar porque no hay ninguna razón para no hacerlo, pero sobre todo porque lo considero una oportunidad para profundizar el tema”, ha respondido el ministro Fitto.
Las dificultades relacionados con el bloqueo de este envío en concreto de finales de marzo, como una reforma de las concesiones portuarias incluida en el PNRR y la reestructuración del estadio de fútbol de Florencia y de un centro deportivo en Venecia, con los que la UE no estaría de acuerdo porque no loss considera recualificación urbana, son más sencillas de superar y el Gobierno ya trabaja para llegar a un acuerdo. Sin embargo, los problemas estructurales pueden ser la verdadera batalla para Italia, que tradicionalmente encuentra problemas para gastar los fondos europeos a causa de falta de recursos y personal en las administraciones locales. Casi la mitad de los fondos del Recovery Fund tienen que pasar por los ayuntamientos, que en teoría tendrían ya que haber asumido personal, pero el tipo de contrato no habría sido atractivo para técnicos y funcionarios.
¿Cuál es el horizonte para Italia?
Gianfranco Viesti es profesor de Economía de la Universidad de Bari y valora para NIUS el punto del debate en el que se encuentra el país. “El Recovery Fund de Italia es el que cuenta con más dinero y también uno de los más complejos, es nueve veces el de Alemania, por ejemplo. Es difícil que todo vaya bien porque está muy articulado, es posible hacer modificaciones razonables pero, lo más importante, es seguir un cuadro técnico muy preciso y creo que esto es lo que le falta al Gobierno en este momento, la discusión es muy superficial”, dice. Para el experto lo que sería fundamental es que rindieran cuentas a las cámaras -como se espera que hagan en los próximos días- y hablen con franqueza sobre la situación que se encontraron tras el final del Gobierno Draghi.
“No estamos hablando de una situación imposible. Italia va a ser capaz de afrontar el gasto de manera adecuada pero tenía que haber estado atenta a sus problemas estructurales ya desde antes, incluso en la redacción que se hizo desde el verano de 2021 con Draghi”, dice Viesti. La falta de un debate más técnico y más fiel a los datos y el contexto sin perspectiva que ha tenido la discusión hasta el momento son una de las cosas que más pone en peligro al país. No se puede perder más tiempo, las goteras que tiene Italia tiene que solucionarlas antes de que sea demasiado tarde.