Si hay algo que destaca sobre la difunta reina Isabel II, es su incondicional amor a los perros, en especial a la raza corgi. Tras su muerte, su exnuera Sarah Ferguson adoptó a Muick y a Sandy, las mascotas de la monarca y hasta el momento no se ha vuelto a saber nada más sobre ellos. Las últimas imágenes que se pudieron ver de los canes, mostraban a los favoritos de la reina especialmente tristes y decaídos tras la trágica noticia a las puertas del Castillo de Windsor. Hoy, Sarah Ferguson habla del estado actual de lo corgis después de casi ocho meses de la pérdida de la reina Isabel II.
La duquesa de York, reveló en una entrevista con el periodista Rylan Clark en su programa de la emisora BBC Radio 2. Los perros fueron trasladados a Royal Lodge, la casa de Windsor que comparte con su exmarido, el príncipe Andrés.
Las nuevas noticias sobre los perros de la reina parecen esperanzadoras. "Son geniales, están muy felices y sus colas se han levantado ahora, así que creo que han superado su duelo", dijo Sarah Ferguson acerca de los dos pequeños perros. Parece que, según la duquesa, las mascotas de la soberana han conseguido levantar cabeza y tienen un comportamiento más alegre y vivaz. "Creo que han sido entrenados por ella (la reina) para ser muy amables", añadió Ferguson al hablar del buen comportamiento de los canes.
A los 18 años la reina ya tuvo perros corgi además de otros de razas distintas, y a su muerte a los 96 años el pasado 8 de septiembre, dejó atrás a cuatro perros: dos corgis (Muick y Sandy), un cocker y un dorgi (mezcla de corgi y perro salchicha). Los duques de York, el príncipe Andrés y su exesposa Sarah Ferguson, se hicieron cargo de los corgis y el dorgi.
A o largo de su vida, la reina Isabel II tuvo 30 animales de esta raza, a los cuales ella cuidaba y dedicaba gran tiempo libre, sobre todo luego de la muerte de su marido Felipe. A los 18 años, los padres de la reina le regalaron su primer corgi llamado Susan, can que acompañó a la soberana incluso a su luna de miel.
Algunos de ellos se han hecho famosos por haberla acompañado en momentos cruciales, como fue la mencionada luna de miel, o durante los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Cuando la monarca se trasladó al castillo de Windsor para pasar ahí el confinamiento, lo hizo en compañía de uno de sus corgis.
Los perros de raza corgi de la reina Isabel II fueron los más leales sirvientes de la monarquía, proporcionando compañía doméstica a la soberana durante casi un siglo, hasta su muerte