Nuevo capítulo en la historia de Julia Faustyna, la joven polaca de 21 años que dijo que podría ser Madeleine McCann. Tras provocar un auténtico revuelo mediático y una tormenta de declaraciones que involucró también a los progenitores de la niña desaparecida en Praia de Luz, Algarve, Portugal, el 3 de mayo de 2007, ahora la veinteañera se aferra a una nueva versión e investiga si podría ser otra niña secuestrada.
La joven polaca, residente en Alemania, insiste en que hay detalles de su pasado y sus orígenes que se desconocen, por lo que insiste en que no parará hasta descubrirlo. Al tiempo en que se multiplican las voces que señalan que está construyendo una farsa a cualquier precio para tener repercusión y darse a conocer, Faustyna continúa defendiendo que puede tratarse de una niña raptada.
Mientras su cuenta de Instagram @iammadeleinemccann (Yo soy Madeleine Mccan) fue borrada por la plataforma tras la controversia que generó el caso, la joven polaca alimenta ahora una nueva hipótesis al tiempo en que su representante, Fia Johansson, –quien se presenta como psíquica, detective, sanadora holística y vidente–, coordina sus declaraciones y denuncia las amenazas que está recibiendo.
Pese a que ni las autoridades han dado credibilidad a sus palabras desde que se pronunciase por el caso Madeleine, la polaca, que defiende que no existen registros médicos suyos durante sus cinco primeros años de vida, vuelve a la carga después de haber reconocido ya que no es la pequeña de Leicester: Faustyna ha viajado a Estados Unidos en busca de pruebas que ayuden a esclarecer su origen, aportando para ello muestras de ADN, entre otras pruebas genéticas para realizar un análisis forense.
Convencida de que es una niña desaparecida mientras sus padres declaran que ''haría cualquier cosa por conseguir fama y popularidad' y “necesita ayuda”, ahora una nueva línea de investigación parece haber impulsado sus intenciones. Concretamente, y según recoge The Sun, la opinión de algunos expertos detectives que sugieren que su perfil, más que con Madeleine, podría encajar con el de Livia Schepp, menor de 6 años que desapareció en Suiza junto a su gemela, Alessia, hace más de una década, en 2011.
A ambas se les perdió la pista el 29 de enero de aquel año, cuando su padre las recogió para pasar un fin de semana con ellas. Días más tarde, el 3 de febrero, el progenitor se suicidaría, mientras un tiempo después la madre de las niñas recibió una carta con un mensaje en el que se leía: “Nuestras hijas descansan en paz”.
Desde ese momento, nada se volvió a saber sobre ellas.