Amanda Bynes, actriz de éxito en los 2000, fue vista la madrugada del pasado domingo vagando desnuda por una calle de Los Ángeles, EEUU, como consecuencia de lo que sería una nueva recaída. La actriz fue trasladada a un centro psiquiátrico donde sigue ingresada sin aparentes daños físicos. Los recurrentes excesos unidos al trastorno bipolar que sufre, han convertido la vida de la intérprete en un escándalo continuo donde en ocasiones no parece tener control de su propias decisiones.
Según informa TMZ, Amanda Bynes paró ella misma a un conductor y le explicó que había llamado a emergencias porque le había dado un brote psicótico. Los servicios de emergencia, que se personaron en el mismo lugar, llevaron a la actriz directamente a un centro psiquiátrico donde, al parecer, sigue ingresada sin aparentes daños físicos.
Amanda Bynes ha tenido más de un encontronazo previo con problemas de salud mental, que le han hecho protagonista de muchos escándalos a lo largo de los años. En 2013, su madre tuvo que asumir la tutela ya que la actriz no se encontraba en su mejor momento.
La actriz llegó a incendiar la entrada de la casa de su vecino y hace aproximadamente un años que terminó el tiempo de la tutela. Desde ese momento, todo parecía ir bien en la vida de la intérprete e incluso en más de una ocasión, había manifestado la intención de cuidarse para evitar recaídas como la que ha sufrido ahora. El sábado pasado tenía previsto acudir a una convención de los años 90 con algunos de sus compañeros, pero canceló a última hora por enfermedad sin dar más detalles.
Tras este nuevo incidente, todavía no se sabe si sus padre o equipo legal estarán al tanto de recuperar la tutela. Por el momento, Page Six ha podido hablar con el ex prometido de Amanda, Paul Michael, que aseguraba que la actriz no había estado tomando su medicación.
Parece que el año 2013 no fue el mejor de la actriz, y es que la cantidad de detenciones, ingresos en centro psiquiátricos y polémicas iniciadas por la artista son casi incontables.
En mayo de 2013, Bynes fue detenida tras encontrarse fuera de control. La intérprete lanzó un bong por la ventana a las autoridades diciendo que era un florero y se llegó a afeitar la cabeza por un brote psicótico. Una fuente cercana a la actriz declaró que esta consumía marihuana, éxtasis, Percocet y Roxicontin, lo que sospechaban la estaba volviendo loca, pero sus padre siempre supieron que había algo más allá de las drogas.
Durante el año, la actriz fue expulsada tanto de su bloque de apartamentos de Manhattan como de su propia casa y del hotel Ritz por su comportamiento intolerable, disturbios que promovieron su ingreso en el que sería su primer centro psiquiátrico. Después pasaría por distintos hospitales mentales hasta el momento de la tutela de su madre, a partir del cual todo pareció volver a la normalidad. La actriz acabó su rehabilitación y miró universidades con la intención de especializarse en alguna carrera, algo que, por desgracia, sus recientes recaídas no se lo ponen fácil.