A comienzos del año pasado, concretamente el 3 de enero, tuvo lugar un suceso escalofriante en Louisiana, Estados Unidos. La Policía encontró en un domicilio del pequeño pueblo de Slaughter el cadáver de Lacey Fletcher. El cuerpo, en un avanzadísimo estado de descomposición, se encontraba en el sofá, donde, abandonado por sus padres, Clay y Sheila Fletcher, había permanecido al menos 12 años.
Fue su madre, Sheila, quien llamó a los agentes para pedirles que se acercaran a la vivienda puesto que su hija había dejado de respirar. El fuerte hedor que encontraron nada más llegar fue el preludio de la escena que iban a presenciar, digna de una película de terror. Por otra parte, en México, han hallado los restos de cinco mujeres desaparecidas, calcinadas por un grupo criminal.
Lacey, de 36 años, había muerto recientemente, pero su cuerpo no había sido movido en demasiado tiempo. De hecho, el cadáver estaba lleno de insectos y de suciedad, hasta el punto de que el color del cabello no era reconocible. Además, su piel, con numerosas úlceras, se había 'fundido' de alguna manera con el cuero del sofá, cuya espuma estaba repleta de orina y heces.
El médico forense del caso aseguró que jamás había visto algo ni parecido. Por supuesto, confirmó el agonizante fallecimiento de Lacey, cuya desnutrición debido a la indiferencia de sus progenitores la llevó a pesar 43 kilos. El cuerpo, semidesnudo, estaba hundido en el sofá hasta los hombros.
Además, la autopsia confirmó que en ese momento tenía covid. El parte facultativo señaló que Lacey murió por "negligencia médica grave, que condujo a desnutrición crónica, inanición aguda e inmovilidad, provocando una sepsis".
La víctima padecía varias condiciones por las que hubiese necesitado asistencia médica de una manera permanente. Por un lado, sufría de síndrome de enclaustramiento, un extraño desorden neurológico que provocaba que su cuerpo se paralizase por completo mientras era consciente de todo lo que sucedía a su alrededor.
La joven también tenía síndrome de Asperger, un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista y por el que el cerebro de la persona funciona de forma diferente a la habitual, especialmente en la comunicación e interacción social y en la adaptación flexible a las demandas diarias.
Todo ello hizo que Clay y Sheila decidiesen desescolarizar a su única hija cuando ésta tenía 14 años. Era el año 2000 y la idea en ese momento de los padres, al menos en teoría, fue hacerse cargo del cuidado y la educación de Lacey.
Según recoge el blog 'CriminalMente', en 2017, Robert Grace, uno de los vecinos, cayó en la cuenta de que hacía mucho tiempo que no había visto a la joven y que no tenía noticias de ella, por lo que decidió preguntar a Clay. El padre, frío y muy cortante, le dijo que estaba bien, sin dar más explicaciones y cambiando bruscamente de tema. Las investigaciones recogen cómo Robert intentó indagar sobre si Lacey se había casado, se había mudado o había empezado sus estudios en otra ciudad.
Cuatro meses después del macabro hallazgo, a principios de mayo de 2022, los progenitores fueron detenidos y acusados por el delito de asesinato en segundo grado. Hasta entonces, Sheila y Clay siempre habían sido un matrimonio muy querido por los oriundos de Slaughter.
Ella había trabajado en la municipalidad durante muchos años como secretaria judicial y de policía y, después, como asistente del fiscal de la localidad de Zachary. Clay había sido funcionario de la mesa redonda de la Guerra Civil de Baton Rouge, una organización sin ánimo de lucro cuyo fin es educar a la población de las causas, consecuencias y sacrificios padecidos durante el conflicto.
A pesar de las acusaciones de la Fiscalía, el matrimonio Fletcher logró obtener la libertad condicional tras pagar unos 300.000 euros hasta que se inicie su juicio. Ambos podrían ser condenados a cadena perpetua.