Reunión de urgencia en Estados Unidos y cruce de acusaciones entre los norteamericanos y Rusia después de que un caza SU-27 de la Fuerza Aérea rusa impactase este martes contra un dron estadounidense en el Mar Negro, aumentando todavía más la tensión entre ambos países.
Según el Pentágono, el impacto contra su vehículo aéreo no tripulado se ha producido por una maniobra “poco segura y poco profesional” por parte de dos aviones rusos. Según el Kremlin, la versión es muy distinta, negando que sus aeroplanos entrasen en contacto con el dron.
Con la tensión en aumento, –impulsada en el contexto de la guerra en Ucrania–, se teme que cualquier error fatal pueda derivar en una escalada fatal de las hostilidades. Ambos se culpan mutuamente del suceso ocurrido en aguas internacionales, mientras Rusia asegura que no busca la “confrontación”, en palabras del embajador ruso en EEUU, Anatoli Antonov.
Estados Unidos ha perdido nada más y nada menos que 30 millones de dólares tras el derribo de su dron MQ-9 en el Mar Negro, y el incidente no es un hecho aislado, aseguran desde el Pentágono.
Lo que no es habitual es la reacción que ha desencadenado, con los norteamericanos comunicando inmediatamente que su dron estaba haciendo maniobras rutinarias sobre aguas internacionales cuando, según sostienen, el avión de combate ruso primero arrojó combustible sobre él y después dañaron una de sus hélices.
En esa situación, a EEUU no le quedó otra que derribar su propia aeronave tras los desperfectos que había sufrido, según aseguran los norteamericanos.
"Nuestra aeronave MQ-9 estaba realizando operaciones de rutina en el espacio aéreo internacional cuando fue interceptado y golpeado por un avión ruso, lo que derivó en un impacto y en la pérdida completa del MQ-9", explicaba el comandante James B. Hecker, quien advertía de que “casi” hubo un choque total, al tiempo en que instaba a las fuerzas rusas a comportarse de una manera “profesional y segura” en la zona en la medida en que EEUU y sus aliados “seguirán operando en el espacio aéreo internacional”.
A ese respecto, Washington denuncia “un patrón de acciones peligrosas” por parte de pilotos rusos.
Mientras el Departamento de Defensa estadounidense no ha querido entrar a detallar si su dron estaba armado o no, desde Moscú la reacción ha sido menos contundente y, simplemente, han eludido la responsabilidad de los hechos.
El Ministerio de Defensa de Rusia ha apuntado que el vehículo aéreo no tripulado estadounidense fue avistado cerca de la Península de Crimea y se dirigía rumbo “hacia la frontera estatal rusa”, por lo que miembros de la Fuerza Aérea se dirigieron hacia el dron para identificarlo.
A este respecto, aseguran que el dron estadounidense volaba con los transpondedores apagados y violando el área delimitada "de conformidad con las normas internacionales" para realizar sobrevuelos en espacio aéreo internacional.
Durante ese proceso, aseguran y defienden en un comunicado, los militares rusos en ningún momento hicieron uso de armamento ni llegaron a entrar en contacto con el dron estadounidense.
En esa línea, lo que indican es que debido a una serie de "maniobras bruscas", el dron estadounidense ha "descontrolado" su vuelo, perdiendo altitud y precipitándose finalmente sobre aguas del mar Negro.