La tragedia migratoria en Calabria sacude el Gobierno italiano

  • Meloni anuncia que el próximo CdM se celebrará en la zona cero del naufragio

  • Las tensiones con el ministro de Interior Piantedosi crecen, la premier quiere evitar más ruido, dice la prensa italiana

  • En curso la investigación también desde la Fiscalía de Roma

La Fiscalía de Crotone, a la que pertenece el municipio de Cutro, en la costa calabresa, donde, hasta el momento, más de 70 migrantes de la ruta turca perdieron la vida a unos 100 metros de la costa hace diez días, investiga desde entonces qué falló en la cadena de rescates. Qué ocurrió para que aquella madrugada no se pudiese salvar la vida de las personas que iban en un maltrecho barco a pesquero. Ahora lo hace también la Fiscalía de Roma, que ha abierto una nueva investigación desde la capital, tras la petición de varios parlamentarios de la oposición, para esclarecer lo ocurrido aquella noche. Un suceso que sacude la gestión del Gobierno de derechas de Giorgia Meloni, ya conocido en Europa por la dureza de su política migratoria, pero que ahora apunta especialmente al ministro de Interior, Matteo Piantedosi, al que la oposición pide responsabilidades sobre lo ocurrido y también sobre su línea de gobierno. La bola mediática se ha hecho demasiado grande, tras lo ocurrido, Meloni tiene intención de rebajar los niveles de la polémica esta misma semana.

La premier no visitó Cutro desde la catástrofe, donde aún la marea sigue trayendo cuerpos sin vida de las víctimas. Sí lo hizo el presidente de la República Sergio Mattarella, en un mensaje político sin precedentes, según la prensa italiana. También la nueva líder de la oposición, Elly Schlein. Mientras tanto la premier mantuvo su agenda internacional mientras la tragedia ponía en el centro del huracán los dos ministerios implciados: Interior, la cartera de Piantedosi, de la que depende la Guardia di Finanza e Infraestructuras, la de Matteo Salvini, que se encarga de la Guardia Costera. El pasado sábado Meloni habló aún desde Abu Dhabi y dijo a la prensa: “Os pregunto, mirándome a los ojos, si alguno de vosotros cree que el Gobierno italiano podría haber salvado a más de 60 personas y no lo ha hecho. Os pido un poco de seriedad. No llegó ninguna advertencia de emergencia por parte de Frontex”.

La reconstrucción de los hechos apunta, sin embargo, a un baile de responsabilidades que la investigación aún tiene que esclarecer. Aquella noche entre el sábado 25 de febrero y el domingo 26 es aún una incógnita. Sobre las 22:30 del sábado el pesquero fue avistado a 70 km de Calabria por Frontex, la agencia europea de fronteras. Avisó en aquel momento a la Guardia di Finanza, a la Guardia Costera y a los Carabinieri en Italia. Se habla de una embarcación que navegaba sin problema, aunque el mar ya tenía fuerza 4, y se alertaba de una posible sobrecarga de personas. No se considera la activación de la SAR, el salvamento de personas en dificultad, sino una intervención de seguridad, en la que interviene la Guardia di Finanza (policía de aduanas), en vez de la Guardia Costera, que se dedica al salvamento, con medios específicos y que se ha enfrentado a situaciones meteorológicas mucho peores que las de aquella madrugada.

Entre la medianoche y las 2 de la mañana la Guardia de Finanza, se interpreta que con el objetivo de interceptar a los supuestos traficantes de personas, interna intervenir pero las condiciones de mal tiempo la echan atrás. La policía de aduanas no tiene los medios necesarios para afrontar unas condiciones de mar tan peligrosas como las de aquella noche. “No entiendo por qué no se puso en marcha la Guardia Costera”, se preguntó en diversas declaraciones la líder del PD Elly Schlein que, hace unos días, pidió en comisión parlamentaria la dimisión del ministro Piantedosi que, este martes, tendrá la oportunidad de aclarar en una comunicación a las Cámaras lo ocurrido y de definir los próximos pasos del Gobierno en la materia.

Pero sus palabras, las de Piantedosi, han sido ya enormemente polémicas desde que sucedió la tragedia. “La desesperación no puede justificar viajes peligrosos para las vidas de los propios hijos”, dijo horas después del naufragio el titular de Interior. Afirmaciones que luego intentó suavizar, justificando que habían sido malinterpretadas e insistiendo, como sostiene todo el Gobierno italiano y también pidió el presidente de la República, que Europa tiene que reaccionar y colaborar ante esta situación. Solo en los dos últimos meses Italia ha recibido más de 14.000 migrantes, el triple que en el mismo periodo de 2022. Una tendencia al alza que los decretos anti-inmigración del Ejecutivo Meloni no han podido frenar. 

En la parte legislativa Piantedosi prepara varias normas para endurecer aún más la política migratoria, especialmente en materia de acogida, algo que, según publica hoy el diario La Repubblica estaría poniendo nerviosa a la premier, que quiere frenar la crisis. Es por eso que ha mostrado una acercamiento para afrontar lo sucedido, este sábado, en sus declaraciones anunció también que el próximo Consejo de Ministros, centrado en el tema migratorio, se celebrará en la localidad de Calabria, Cutro, zona cero de la catástrofe. La propia Meloni ha desmentido las indiscreciones sobre problemas internos, pero la cita de este jueves será de suma importancia para entender si respalda la sombra de dudas que se ha apoderado de su ministro de Interior. Esta es una decisión de gran calado, el CdM solo se ha reunido en nueve ocasiones en la historia de la República fuera de Roma. Será, comunican fuentes de Palazzo Chigi, este mismo jueves. 

Por ahora la coalición de Gobierno se mantiene compacta, el ministro de Exteriores Tajani, número dos de Forza Italia de Berlusconi, ha declarado que “la Guarda di Finanza y la Guardia Costera han actuado siempre cumpliendo con su deber incluso corriendo graves peligros, incluido en este último suceso donde víctimas inocentes han sido aprovechadas por criminales sin escrúpulos que los han llevado a morir en el mar, a pocos metros de las costas italianas”. El líder de FI hablaba también de la responsabilidad de los traficantes "a los que debemos combatir con gran firmeza". Palabras que coinciden con las del papa Francisco que en el Ángelus de este pasado domingo quiso recordar a las víctimas de la tragedia y pedía, también, frenar a los traficantes de personas.

Un drama que dura una década y varios gobiernos 

La OIM (Organización Internacional para las Migraciones) señala que desde 2013 murieron en el Mediterráneo unas 26.000 personas, intentando alcanzar un futuro mejor en territorio europeo. Fue aquel el año de la mayor catástrofe migratoria de la historia reciente en la que murieron 368 personas a punto de llegar a la isla de Lampedusa, el punto más al sur de Italia. Desde entonces el país transalpino arrastra una problemática en la gestión migratoria que no ha sabido resolver, un problema enquistado que Europa tampoco ha sabido solucionar y que se va cambiando de manos, de Gobiernos, sin un horizonte claro. El reciente drama migratorio es una prueba más de un sistema fallido.