Entre el puerto de Esmirna, en Turquía, y la playa de Steccato di Cutro, en la localidad calabresa de Crotona, en el sur de Italia, hay unos 1.500 km en línea recta. Unas 180 personas llevaban en la madrugada del sábado 25 de febrero al domingo 26 más de cuatro días surcando el Mediterráneo para seguir ese itinerario, la llamada ruta migratoria turca, buscando un futuro mejor en occidente. Solo 80 de ellos se han salvado. Y el mar ha devuelto más de 60 cadáveres, entre ellos los cuerpos de 14 niños, mientras las labores de rescate continúan sin descanso a través de la Autoridad Portuaria de Crotone con la ayuda del departamento de la división aeronaval de la Guardia di Finanza y el cuerpo de bomberos. La playa está llena de los restos de vida y muerte que ha dejado esta masacre: juguetes, zapatos, chaquetas ya sin dueño.
El naufragio, uno de los más graves recientemente en el Mediterráneo, se produjo a pocos metros de la costa cuando la frágil barcaza que transportaba estas personas se partió en dos, dejando a la deriva los cuerpos. Algunos de ellos, que sabían nadar, lograron acercarse hasta la costa, otros fallecieron ahogados antes del alba de este domingo, según la reconstrucción de las autoridades. Entre los supervivientes se encuentra un ciudadano turco que la policía investiga por tráfico de personas, sería uno de los responsables del drama desencadenado en el viaje de esta ruta migratoria mortal. Entre los restos también ha aparecido la documentación de otro hombre que podría haberle ayudado del que no se ha recuperado aún el cuerpo.
Ahora las autoridades italianas intentan reconstruir lo ocurrido para concretar cuántas personas viajaban en la barca y en qué condiciones, mientras el número de víctimas sigue en aumento. La nacionalidad de las personas, afganos, pakistaníes, sirios, iraníes, somalíes y palestinos, determina un aspecto fundamental de la ruta. La mayoría son migrantes de la vertiente asiática que buscan introducirse en Europa a través de Turquía. La ruta terrestre de los Balcanes tiene mucho más control, es más compleja, la del Mediterráneo la ven más accesible, aunque es mucho más peligrosa, larga y costosa.
En esa zona no se encontraba ninguna ONG, algo normal, debido a una frecuencia mucho más baja que en la ruta que va, casi siempre, desde las costas líbicas hasta el sur de Italia, en muchos casos a la isla de Lampedusa o al sur de Sicilia. Por esta razón, no tiene influencia directa la normativa aprobada recientemente por el Gobierno Meloni que limita enormemente la capacidad de actuación de las ONG, obligadas a atracar en puertos del centro y norte de Italia justo después del primer rescate, aunque haya otras barcas en peligro. Eso, junto a una serie de multas y el peligro del secuestro de las embarcaciones, ha limitado en gran medida el trabajo de las ONG que, en realidad, supuso solo el 10% de los rescates del 2022, el resto están a cargo de la Guardia Costera italiana. Así, la reducida presencia de las ONG desde la implementación del decreto no incluye esta zona, que no suele estar en su ámbito de salvamento, pero el decreto de Meloni ha ya mermado su presencia en otras partes de la costa italiana.
Los datos
Desde el 1 de enero de 2023, según datos del Viminale, el Ministerio de Interior italiano, han llegado a Italia 13.067 migrantes, solo un 8% gracias al salvamento de las ONG. Aunque la estrategia del Gobierno, dice, es reducir el efecto llamada que supuestamente supondría las embarcaciones de las ONG en la zona para los traficantes de personas, el número de migrantes rescatados por sus naves es poco significativo con respecto al número total. Los datos de llegadas durante este año, solo en enero un 65% más que el año pasado revelan, según los expertos, un dato: el flujo no ha cesado, independientemente de las medidas políticas del Ejecutivo y, también, como en este caso, de las condiciones climáticas adversas del invierno.
La ruta turca era minoritaria hace unos años pero, sobre todo por la colaboración de la UE con el Gobierno turco, que ha frenado la salida de migrantes desde sus costas y el bloqueo en Grecia -que ha construido recientemente un muro de 200 km-, la llamada ruta balcánica por tierra ha perdido peso, mientras la turca lo ha ganado. Así, la entrada a través de Calabria ha recuperado fuerza en los últimos tiempos, aunque es necesario concretar que en un escenario así son muchos los factores que determinan las llegadas del flujo migratorio y el crecimiento de esta ruta aún está siendo analizado por los expertos. Según datos de UNHCR, la Agencia para los Refugiados de la ONU, en 2020 fueron 2.507 las personas que llegaron de Turquía por la ruta calabresa, mientras que solo un año después, en 2021, era ya de 9.687. Las rutas migratorias, dicen los expertos, se adecuan al clima político y normativo de la UE.
El aumento se ve reflejado en la comparativa de los últimos años, desde 2021 a 2022 el aumento fue ya del doble, de 9.687 a 18 mil personas, según datos del Ministerio del Interior italiano publicados por la prensa italiana. La ruta turca con destino en Calabria supuso, así, en el año pasado, el 15% de los desembarcos totales, una cifra aún baja pero en crecimiento.
La responsable en temas migratorios de la Cruz Roja italiana, Francesca Basille, confirma que el número de llegadas a la costa de Calabria es ya importante. “Son viajes más largos y con un background migratorio diferente. Es una ruta menos conocida con respecto a otras en el Mediterráneo central. Las condiciones de este naufragio han sido especialmente difíciles. Los compañeros que han participado en los rescates hablan de ondas gigantes y de un espectáculo terrorífico, personas que se han intentado salvar y cuerpos que siguen llegando a la playa. Ahora tenemos que afrontar la ayuda a estas personas, contactar a sus familias si están vivos para que puedan respirar tranquilos y si han perdido la vida para que puedan recuperar el cuerpo”, añade Basille a NIUS.
Las investigaciones sobre esta ruta han determinado una eficacia desde puerto turco a puerto italiano de Calabria gracias a las mafias locales que, según apunta la web especializada OPEN MIGRATION, ayudarían a culminar esta travesía. En este caso la ruta no solo es larga y extenuante, sino que también muy cara, debido al tiempo que se está en altamar hasta llegar a la costa italiana y, también, a que en muchas ocasiones son barcos más fuertes que el de esta tragedia, “adaptados” a una travesía así de larga, o directamente veleros.
Italia pide responsabilidades a Europa
El naufragio es otro episodio dramático dentro de la fallida estrategia migratoria italiana. Pero también en la responsabilidad europea sobre el tema, precisamente la premier Meloni en un comunicado horas después de los sucedido destacaba la responsabilidad europea y lo hacía también el presidente de la República Sergio Mattarella, que este jueves ha visitado también la zona cero de la tragedia.
Declaraciones también del presidente de la Región de Calabria, Roberto Occhiuto, que comentaba el dramático suceso en un comunicado. “¿Qué ha hecho la UE en todos estos años? ¿Dónde estaba para garantizar la seguridad y la legalidad? ¿Dónde quedan las operaciones de diálogo con los países de origen de los migrantes?”, se preguntaba el dirigente de la región, elegido con Forza Italia en 2021.