18 personas han resultado heridas debido a una explosión de, al menos, dos artefactos en una concurrido maratón celebrada el sábado 25 de febrero en la localidad de Buea, en el suroeste de Camerún, según informaron las autoridades locales.
"Hubo dos o tres explosiones en la carrera. Pero debo mencionar que estas explosiones no tuvieron un gran impacto en la competición", ha comentado el gobernador de la región Suroeste de Camerún (donde se produjo el incidente), Bernard Okalia Bilai, en declaraciones recogidas a última hora de este sábado por los medios locales.
Las explosiones ocurrieron este sábado mientras centenares de personas veían y participaban en una maratón conocido como Ascension du Mont Cameroun. Después del incidente, las fuerzas de seguridad registraron la ciudad y detuvieron a algunos sospechosos, según informaron los medios locales. Aún se desconocen los autores de este ataque.
La región Suroeste de Camerún está inmersa en la violencia por una crisis secesionista entre grupos armados separatistas anglófonos y las fuerzas armadas del Estado.
"Me gustaría felicitar a las fuerzas de seguridad, a la población de Buea y a todos los cameruneses de buena fe que ignoraron esta pequeña maniobra, un intento de perturbar una gran fiesta deportiva", comentó el el gobernador de la región Suroeste de Camerún.
Por su parte, el ministro de Deportes de Camerún, Narcisse Mouelle Kombi, aseguró que "las fuerzas de defensa y de seguridad tienen la situación bajo control".
Aunque en Camerún el inglés y el francés son idiomas cooficiales y conviven junto a otras 250 lenguas nativas, el 20% de la población de Camerún es anglófona, una minoría que se siente marginada y asimilada por el gobierno central francófono desde hace décadas.
La actual crisis implica a las regiones Noroeste y Suroeste del país y comenzó en 2016, con manifestaciones y huelgas de profesores y abogados que exigían un uso igualitario del inglés en los tribunales y colegios y una mayor representación en el Gobierno.
En 2017 se convirtió en un conflicto armado intensificado por la negativa del Gobierno del presidente Paul Biya, en el poder desde hace 40 años, que rechazó todo tipo de reivindicación.