Tras un año de guerra en Ucrania, oficialmente más de 7.000 personas habrían muerto, aunque la cifra podría ser mucho mayor. Por si fuera poco esta tragedia humana, hay que sumarle también la destrucción medioambiental.
El aire, los ríos y el suelo de buena parte de Ucrania están contaminados con sustancias tóxicas debido a los constantes ataques en refinerías, plantas químicas o instalaciones energéticas.
Según Greenpeace, más de un millón de hectáreas de reserva natural están afectadas. Campos sembrados de minas donde no se podrá cultivar en mucho tiempo. Incendios forestales a causa de los misiles. Dióxido de carbono liberado a la atmósfera en cada bombardeo contribuyendo al cambio climático.
Sin olvidar la amenaza nuclear que existe hasta que termine la guerra con instalaciones nucleares tomadas como la Central de Zaporiya, la más grande de Europa.
La guerra en Ucrania y el aislamiento internacional de Rusia han perjudicado la conservación de la biodiversidad, según un nuevo estudio publicado en Frontiers in Conservation Science.
Los conservacionistas que vigilan las especies migratorias, como la kohala (ballena jorobada) y la kolea (chorlito dorado del Pacífico), deben confiar en una red mundial de científicos, gobiernos y organizaciones afines para recopilar datos sobre la vida silvestre; sin embargo, el conflicto entre Ucrania y Rusia ha dificultado la investigación.
"El intercambio de conocimientos se ve afectado porque las asociaciones científicas internacionales ya no cuentan con la financiación o los conocimientos rusos, y viceversa", explica en un comunicado Melissa Price, del Departamento de Recursos Naturales y Gestión Medioambiental de la Facultad de Agricultura Tropical y Recursos Humanos de la Universidad de Hawai en Manoa, que participó en el estudio.
"Hay proyectos de colaboración en suspenso, como en el Ártico, así como una serie de estudios sobre aves migratorias, ballenas y otras especies que pasan parte de su tiempo en aguas de la costa de Siberia, y otras veces se desplazan por el océano Pacífico hacia los trópicos o el continente norteamericano. También afecta a las vidas de estudiantes de intercambio, becarios posdoctorales e investigadores visitantes".
Price participó en el estudio como Presidenta del Comité de Política Global de la Sociedad de Biología de la Conservación, organización internacional dedicada a hacer avanzar la ciencia y la práctica de la conservación de la diversidad biológica de la Tierra. Le preocupan especialmente las consecuencias de largo alcance para la conservación de la naturaleza, como la pérdida de hábitats y la extinción de especies.