Los niños suelen ser la población más afectada cuando estalla la guerra, los orfanatos se llenan y los hospitales no dan a bastos con los más pequeños, momento en el que aparecen los más desalmados de la contienda para aprovechar la situación y los secuestros se dan por miles.
En la guerra de Ucrania el rostro de los secuestros de niños ucranianos tiene el nombre de Maria Lvova-Belova, una joven política rusa con cara angelical que ocupa el cargo de Comisionada Presidencial de los Derechos del Niño en Rusia en el gobierno de Putin.
Diversas investigaciones periodísticas y de ONGs que trabajan en Ucrania llevan denunciando meses el traslado forzoso de niños ucranianos a Rusia, donde son adoptados.
Lvova-Belova lejos de esconder el crimen que están cometiendo, alardea en el televisión estatal rusa de sus “buenas acciones”, según recoge France24.
Rusia sufre desde hace años un envejecimiento poblacional que las autoridades rusas pretenden parchear a través de los secuestros de menores rusos.
Lvova-Belova es una de las políticas rusas con mayor proyección en el partido y mejor valorada por Vladimir Putin. Además es un ejemplo para la Iglesia Ortodoxa de madre recatada y devota.
A sus 38 años tiene cinco hijos biológicos con su marido, un sacerdote ortodoxo, cinco hijos adoptados entre los que se encuentran un adolescente ucraniano de Mariupol.
La ‘salvadora de niños’ como se denomina ella, también es tutora legal 13 niños discapacitados de organizaciones benéficas fundadas por ella, acusadas algunas de malversación de fondos.
La denuncia de Ucrania, avalada ahora con pruebas, es una prueba más de la inhumanidad de esta guerra. Miles de niños a los que la guerra ha dejado huérfanos, heridos, desaparecidos o en situación vulnerable arrancados de su tierra y llevados a Rusia por tierra, mar y aire.
Cientos de pequeños son trasladados desde las provincias anexionadas por el Kremlin a centros de internamiento por todo el país. Otros son dados en adopción a familias rusas. Organizándolo todo está esta mujer, María Lvova-Belova, mano derecha de Putin, nombrada por él Comisionada Presidencial para los Derechos del Niño.
Moscú, a través de su embajada en Estados Unidos, por ejemplo, no niega que exista este traslado de niños. Su versión es que son rusos, de las provincias que se han anexionado unilateralmente. Que no tienen familia y que les están dando un futuro mejor.