China usa la vía democrática y Taiwán se arma con recelo

  • Pekín recibe al representante de la oposición en Taiwán con la esperanza de dar un vuelco a las elecciones de 2024

  • Aunque el Kuomintang fue enemigo del Partido Comunista durante la guerra civil, ahora comparten la visión de una sola China

  • Taipéi recela de las intenciones partidistas chinas y acelera la producción de drones para hacer frente a una posible guerra moderna

El Gobierno de China no escatima. Además de la vía beligerante con Taiwán, Xi Jinping también está usando la ruta democrática para cumplir su objetivo de unificar la isla autónoma al sistema continental. Por eso, el Partido Comunista chino (PCCh) ha dado la bienvenida este miércoles a Andrew Hsia, el vicepresidente del Kuomintang (KMT), (formación enemiga durante la guerra civil con quien comparte en la actualidad la visión de una sola China). El representante de la oposición taiwanesa llevará a cabo una gira de nueve días en la que se reunirá con altos cargos del PCCh. En un año se celebrarán las elecciones y si hay una grupo que puede hacer frente al Partido Progresista Democrático (PPD) de la presidenta, Tsai Ing-wen, ese es el KMT.

La máxima mandataria no podrá presentarse tras cumplir con el límite de dos mandatos y China visualiza la oportunidad de que el KMT capitalice los buenos resultados que obtuvo en los comicios locales de noviembre. Y así, China muestra sus encantos con la oposición taiwanesa, con quien comparte el interés común de la anexión, aunque sus métodos de seducción democrática incluyen también el levantamiento de medidas de coerción a Taiwán por sus lazos con Estados Unidos. Entre ellas se encuentra la reanudación de las importaciones con 60 empresas alimentarias taiwanesas, un guiño a los políticos afines a Pekín que también beneficia a los contrarios.

El Gobierno de Taiwán no se achanta. Conscientes de los esfuerzos necesarios en democracia, también saben que ese terreno lo dominan a la perfección. Especialmente porque su oferta liberal, tolerante y plural ha calado entre una población que no quiere experimentar una pérdida de sus libertades al unirse a la China continental. Lo dicen las encuestas: según la elaborada por la Universidad Nacional de Chengchi, sólo un 5 por ciento de la población se quiere vincular a China; y lo dicen las urnas, después de dos derrotas aplastantes del KMT en las dos últimas elecciones generales. Por eso, el esmero de las autoridades taiwanesas está principalmente centrado en defenderse en caso de que China aplique la vía beligerante. Es en ese departamento donde tienen mucho que aprender.

Objetivo de Taipéi: bordar la guerra moderna 

Desde que comenzó la invasión de Rusia a Ucrania hace un año, en Taipéi miran hacia el oeste con mucha atención. Según un portavoz del ministro de Defensa taiwanés, Chiu Kuo-cheng, su país está acelerando el desarrollo de drones para uso militar mientras se basa en las lecciones del conflicto en Ucrania. Estas aeronaves no tripuladas están desempeñando un papel crucial tanto en el bando ucraniano como en el ruso y se consideran como el futuro de las guerras modernas. Si Moscú está usando drones suicidas de fabricación iraní para asediar ciudades, Kiev los usa para vigilar los movimientos de las tropas enemigas y los equipa con pequeños explosivos para lanzarlos contra ellos. 

Taiwán toma nota. El año pasado destinó 7.500 millones de euros a presupuesto militar de cara a los próximos cinco años tras la escalada de incursiones en su zona de identificación aérea de cazas chinos en 2022. Especialmente significativa fue la campaña de lanzamiento de misiles y los ejercicios militares por parte de China en el Estrecho de Taiwán en agosto, tras la visita de la expresidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi. Está por ver cuál es la reacción ante un posible viaje a Taipéi de su sucesor republicano, Kevin McCarthy, en plena crisis por el supuesto globo-espía chino derribado en EE.UU.

Independencia armamentística

Si desde el Ministerio de Defensa taiwanés anunciaron el año pasado que doblarían la producción de misiles anual y desarrollarían sus propios drones, este crecimiento se está acelerando este año. El objetivo es el de no depender de otros países para conseguir misiles y drones, algo que están intentado replicar de Ucrania. Es por ello que la modernización del área militar se ha convertido en la máxima prioridad de las autoridades taiwanesas. 

“En respuesta a la actual amenaza enemiga y aprovechando la experiencia general de los aviones no tripulados en la guerra entre Ucrania y Rusia, con el fin de construir un poder de combate asimétrico para los aviones no tripulados de nuestro país, el Ministerio de Defensa está acelerando la investigación y el desarrollo y la producción de varios aviones no tripulados”, aseguró el portavoz del ministerio a Reuters.  El optimismo en esta carrera armamentística es notorio en Taiwán. Aunque no existen muchos detalles sobre la tecnología de los drones, desde el Instituto Nacional Chung-Shan, encargados de su desarrollo, creen estar a la altura de otras aeronaves tripuladas que se producen en el extranjero, como los drones estadounidenses MQ-9 Reaper que las autoridades taiwanesas están importando.  “Los drones de nuestro país ya han alcanzado estándares internacionales en cuanto a su tipo, capacidades y tecnología relevante”, afirmó a Reuters Chi Li-ping, director de la División de Investigación de Sistemas Aeronáuticos del instituto. 

China también toma nota

Al igual que Taipéi, Pekín también mira con lupa el devenir de la invasión en Ucrania cuando se ha cumplido un año de aquel apretón de manos entre Xi Jinping y Vladimir Putin durante la inauguración de los Juegos de Invierno en China y donde sellaron la que denominaron como una “amistad sin límites”. Poco después comenzó la incursión militar rusa en Ucrania que China no ha condenado expresamente ante el Consejo de Seguridad Naciones Unidas. 

A comienzos de este mes, el director de la CIA, William Burns, sostuvo en una charla que impartió en la Universidad de Georgetown, Washington, que su agencia no está subestimando “las ambiciones del presidente Xi con respecto a Taiwán” y auguró que el máximo mandatario chino estaría probablemente “sorprendido e inquieto” por la actuación del Ejército ruso en Ucrania. A esta narrativa sobre las lecciones que está aprendiendo China sobre la guerra también se une el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien en su parada en Japón durante su gira asiática de hace poco más de una semana alertó sobre las intenciones de Pekín. “Si el Presidente Putin gana en Ucrania, se enviaría el mensaje de que los regímenes autoritarios pueden alcanzar sus objetivos mediante la fuerza bruta. Esto es peligroso. Pekín está observando de cerca y aprendiendo lecciones que pueden influir en sus decisiones futuras. Lo que ocurre hoy en Europa podría ocurrir mañana en Asia Oriental. Así que debemos permanecer unidos y firmes. Juntos por la libertad y la democracia”, afirmó junto al primer ministro japonés, Fumio Kishida.