"Bebí mi propia orina para seguir vivo. Pude sobrevivir de esa manera". Son las duras palabras de Adnan Mohamed Korkut, un joven turco de 17 años, sobre su terrible experiencia tras los terremotos que sacudieron el sureste del país euroasiático y el noreste de Siria. Él estuvo casi 100 horas bajo los escombros de su edificio en ruinas del distrito de Şehitkamil, en Gaziantep, hasta que lograron rescatarle.
Adnan se refugió en un cobijo del sótano de su edificio cuando se vino abajo todo, según recogen fuentes locales como 'Expat Guide Turkey'. En esos momentos tan duros, cuando se quedó atrapado, es cuando tuvo que beber de su propia orina para no morir. Era el único modo de seguir con vida, al estar sin agua y sin recursos básicos.
Una vez le sacaron los rescatistas después de 94 horas, el joven abrazó muy emocionado a su familia. Su madre y sus hermanos pequeños le esperaban. Desde entonces siguen celebrando su regreso y su supervivencia. Muchas personas le han reconocido su entereza para afrontar una situación tan límite.
Los equipos de emergencia siguen trabajando después de cinco días. Las posibilidades de superviviencia bajo los escombros se reducen drásticamente, pero nadie cesa en su empeño de encontrar más supervivientes. Los terremotos se han cobrado la vida de más de 23.600 personas y ha dejado a otras 80.000 heridas. Se necesita ayuda humanitaria en numerosos puntos de forma urgente.