Tras dos años y dos meses de espera, la XII Reunión de Alto Nivel Marruecos-España, un formato que vio la luz en 1993 y desde entonces se ha celebrado con periodicidad variable, será al fin una realidad esta semana en Rabat. La cumbre será, sobre todo, la escenificación de la nueva y flamante relación entre el Gobierno de Pedro Sánchez –aunque, en rigor, de los miembros socialistas del Ejecutivo, ya que no estarán los de Unidas Podemos e IU- y las autoridades marroquíes, que dieron por terminada la crisis bilateral hace algo más de diez meses. Una reconciliación que solo fue posible con el histórico giro en el Sáhara Occidental plasmado en la carta de Sánchez a Mohamed VI y la visita posterior de Sánchez a Rabat.
Además del presidente del Gobierno, doce ministros españoles, incluyendo a las vicepresidentas primera y tercera del Gobierno, Nadia Calviño y Teresa Ribera, se desplazarán hasta Rabat los próximos días 1 y 2 de febrero para una RAN que había sido suspendida sine die a instancias de Marruecos desde diciembre de 2020 y que debió, de acuerdo con lo pactado por los dos gobiernos en la Declaración conjunta del pasado 9 de abril en Rabat, haberse celebrado el año pasado.
La nómina de los ministros españoles presentes en la cita en la capital marroquí la completan el titular de Exteriores, José Manuel Albares; Interior, Fernando Grande-Marlaska; Justicia, Pilar Llop; Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez; Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría; Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto; Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Luis Planas; Cultura y Deporte, Miquel Iceta; Ciencia e Innovación, Diana Morant, e Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.
No habrá, por tanto, un solo ministro de Podemos e Izquierda Unida habida cuenta de las discrepancias con el resto del Gobierno en torno a la cuestión del Sáhara Occidental –tanto la formación morada como IU rechazan el apoyo de Sánchez al plan de autonomía avanzada de Rabat para el territorio que fuera colonia española y defienden la celebración de un referéndum de autodeterminación. El apoyo explícito del ex vicepresidente Pablo Iglesias al referéndum en el otoño de 2020 generó un gran descontento en Rabat, como tampoco la presencia de cargos electos y representantes de Podemos e IU en el último Congreso del Frente Polisario –celebrado este mismo mes- agradó en demasía a las autoridades marroquíes. Es, por tanto, la crónica de una ausencia anunciada.
Antes de la celebración propiamente dicha de la RAN, la cita arrancará en la tarde del miércoles con un encuentro empresarial bilateral –denominado oficialmente como I Foro Económico Marruecos-España- organizado por la Confederación General de Empresas de Marruecos y la CEOE en Rabat. El encuentro, que estará centrado en la cooperación económica entre las empresas de los dos países y celebrará el incremento de los flujos comerciales, un 31% más interanual según aseveraba el ministro Albares reicentemente, contará con dos paneles, uno dedicado a la “reconfiguración de las cadenas de valor mundiales” y otro a “la transición energética y la economía circular”.
Si importante será el desembarco político español en el país norteafricano, no menos importante será el empresarial. Entre los participantes en el primer Foro Económico Marruecos-España figuran el presidente de la CEOE Antonio Garamendi y el de la Cámara de Comercio de España José Luis Bonet, además de la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y su homóloga marroquí Nadia Fettah. Está previsto que la cita empresarial sea cerrada por el propio Pedro Sánchez y el jefe del Gobierno Aziz Akhannouch.
Entretanto, continúa el misterio de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla, prometidas por el Ejecutivo de Sánchez como el gran logro de la nueva alianza (Marruecos cerró unilateralmente la aduana comercial de Melilla en agosto de 2019 y acabó con el contrabando en Ceuta en octubre de 2019). Según la nota oficial del Ministerio español de Exteriores el primer tránsito de mercancías registrado el viernes pasado, que no fue objeto de acto alguno con representantes políticos ni medios de comunicación, constituyó una “prueba piloto”.
“La de hoy es una primera expedición comercial que, a modo experimental, nos permitirá comprobar sobre el terreno la capacidad de respuesta de los dos países. Esto permitirá adaptar, de manera paulatina y gradual, una nueva normalidad que España y Marruecos desean alcanzar cuanto antes”, proseguía la nota, que emplazaba a las partes a la RAN. “Será el momento para llevar los resultados de la prueba piloto de hoy, a partir de la que se diseñará un calendario que permita el comercio entre los dos países con todas las garantías”, concluía el comunicado de Exteriores.
Entretanto, entre los empresarios sigue reinando el desconcierto ante la falta de información. “¿Información sobre la aduana? Cero. Seguimos sin saber qué quiere decir la apertura ordenada y gradual”, admitía a NIUS el empresario melillense José Luis Martínez Lázaro. “Es una vergüenza. La abren casi con nocturnidad y alevosía. ¿Hacía falta de verdad una ‘primera prueba’ en Melilla para ver cómo funciona la aduana. Nos consta que desde 2010 y hasta que Marruecos la cerró en 2018 se habían hecho 36.000 expediciones comerciales de exportación desde Melilla a Marruecos. ¿Qué más prueba necesitamos?”, confiesa a NIUS el empresario.
Además, Martínez Lázaro –con cuatro décadas de experiencia en el comercio entre Melilla y Marruecos- recuerda que, al margen de la apertura de la aduana comercial, a los pequeños y medianos empresarios de las ciudades autónomas, al igual que a los autónomos y las franquicias, sigue preocupando que “Marruecos no respeta el régimen de viajeros [que permite entrar en el país con bienes por valor de hasta 2.000 dírhams, unos 180 euros al cambio actual] y requisa de manera estricta cualquier producto comprado en Melilla”. “Seguimos sin saber qué piensa hacer nuestro Gobierno en la RAN en este punto. ¿Nos informarán de a quién considera Marruecos ‘visitantes transfronterizos’ para no aplicarles el régimen de viajeros que consta en la página web de Aduanas?”, se pregunta el empresario español.
A falta de conocerse la naturaleza de los acuerdos que deberán firmarse en el marco de la cumbre –una veintena, según fuentes oficiales-, el balance de la nueva alianza, llamada a abrir una nueva etapa “inédita” en las relaciones entre España y Marruecos, arroja un balance momentáneamente discreto.
Pendientes la delimitación de las aguas territoriales en la fachada atlántica, las negociaciones sobre la plataforma continental al oeste de Canarias o la actualización del Tratado de Amistad, los grandes éxitos para Madrid de estos meses han sido, además de haber dejado atrás la indignación de Rabat con el Gobierno, la celebración con normalidad de la Operación Paso del Estrecho el verano pasado, la apertura de las fronteras de Ceuta y Melilla –por ahora, y hasta que la ‘prueba piloto’ cuente con el visto bueno, solo para viajeros- y una mayor colaboración en materia migratoria entre los dos ejecutivos, aunque lo cierto es que las entradas irregulares siguen marcando registros elevados tanto en Ceuta y Melilla como en Canarias.
La RAN servirá, pues, como termómetro de los logros del Ejecutivo español en su renovada alianza con Marruecos y para conocer, por tanto, si los casi ocho años de espera –desde junio de 2015 no se convocaba una de estas cumbres bilaterales- han merecido la pena más allá de la escenificación prevista.