La madre que conmociona a Italia: ignorada tras el parto por el hospital, se duerme y su bebé muere asfixiado
El país se solidariza con la historia: el Gobierno y los miles de mensajes de otras mujeres
Aún sin esclarecer los motivos de la muerte, el caso ha puesto el foco sobre la violencia obstétrica
Los expertos hablan de falta de personal y de completo abandono a las madres
La Fiscalía de Roma ha abierto una investigación por homicidio involuntario tras conocerse la muerte de un bebé recién nacido este pasado ocho de enero, cuando tenía solo tres días de vida. La madre acababa de pasar más de diez horas de parto, estaba extenuada y sola, debido a que los protocolos COVID dejan entrar al padre solo algunas horas al día. Las enfermeras le trajeron al bebé y lo pusieron a mamar de su pecho. La madre pidió ayuda, que fuese llevado al nido durante algunas horas para que ella pudiese reponerse. No era capaz, dice, de mantenerse despierta. Todos la ignoraron, según su propio relato. Poco tiempo después se despertó y el bebé ya no estaba entre sus brazos, había fallecido en circunstancias que aún deben ser esclarecidas por la autopsia, aunque la hipótesis más repetida es que el bebé muriese asfixiado por el cuerpo de la madre. Ella está considerada en la investigación como víctima, se estudia ahora la omisión de ayuda por parte del hospital.
El padre del niño confesó a la prensa italiana que su mujer “estaba exhausta después de 17 horas de parto, pero inmediatamente le trajeron el bebé para amamantar. Y también le exigieron que ella misma le cambiara el pañal. Pero ella no podía ponerse de pie. No podía descansar". Según su versión, “no se dio cuenta de que el bebé estaba enfermo. Ni siquiera la despertaron. No sabemos exactamente quién lo notó". Mientras intentan reponerse de este episodio dramático y la investigación continúa para intentar esclarecer las circunstancias, también la madre ha hablado para pedir claridad. “Mi hijo estaba sano, yo era feliz. Luego me desperté y ya no estaba. La enfermera me informó de lo que había sucedido. Luego ya no entendí nada, me cambiaron de inmediato de habitación”, dijo a Repubblica.
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“Había pedido ayuda pero nadie venía. Aún no está nada claro, hay datos que solo podremos conocer a través de la autopsia. No se sabe si murió asfixiado. ¿Cómo se puede decir algo así antes de que se sepa? Cuanto más leo, peor estoy, mi vida está destruida”, añadió. A su lado, sin embargo, casi todo un país se ha volcado en esta historia. Desde que se conoció la noticia, el pasado 22 de enero, las redes sociales se han llenado de casos de cientos, miles de mujeres que han sufrido también violencia obstétrica, tal y como apunta la investigación. Un fenómeno conocido desde hace solo una década y que hace referencia a un conjunto de comportamientos por parte de las estructuras y profesionales que se ocupan de la salud reproductiva y sexual de las mujeres y que pueden ir desde la falta de respeto por la salud mental y física de una mujer que acaba de dar a luz, como en este caso, a intervenciones médicas innecesarias y sin consentimiento que se realizan solo “porque siempre ha sido así”.
Condiciones que la pandemia ha empeorado, ha hecho dar pasos atrás en muchas cosas que habían mejorado gracias a los testimonios de otras mujeres y que con las restricciones COVID sufrieron un retroceso. Y lo hacen también en este caso, debido a la ausencia del padre, o de otro familiar, que pudieran acompañar a la joven de 29 años, a causa de las restricciones que los hospitales mantienen tres años después y que dejan al acompañante ver al bebé y a la madre solo unas pocas horas al día, ella se encontraba completamente sola.
Se investiga, en definitiva, si la mujer ha sido víctima de violencia obstétrica y su caso ha llegado incluso a la cartera de Salud italiana y el ministro Orazio Schillaci ha pedido un informe a la región del Lazio, a la que pertenece Roma, para aclarar lo ocurrido en el departamento de maternidad del hospital Pertini. “Este episodio ha hecho emerger problemáticas que han sufrido, y aún pueden sufrir, tantas otras mujeres”, dijo. Schillaci reclama “seguridad para las mujeres que tienen que dar a luz y adecuadas condiciones laborales para el personal”. Aspecto que resalta también para NIUS Gabriella Pacini, matrona desde hace 25 años, que habla de un problema de violencia obstétrica y también de un problema de personal en los hospitales italianos.
“Llevo toda la vida, desde que me dedico a esto, viendo mujeres que han sufrido violencia obstétrica. Me sorprendía, cuando aún era un tabú, que fuera tan difusa, todas me lo contaban, y en cambio no se hablase nada. Ahora las cosas han mejorado gracias precisamente a compartir con las demás lo que ocurre”, explica Pacini. “En muchos casos son obligadas a prácticas médicas como la episiotomía, la incisión en el perineo durante el parto para alargar la apertura vaginal que es dañina en la mayoría de las mujeres”, dice. “En este caso concreto la autopsia revelará lo que ha ocurrido, pero lo que está claro es que la mujer fue dejada sola. En la mayoría de los casos no es solo en el hospital, la soledad llega también en casa, con poca ayuda, donde muchas mujeres luego se sienten deprimidas tras el parto”, explica la comadrona pidiendo concienciación sobre las dificultades que tantas mujeres afrontan vinculadas a la maternidad. Cuatro de cada diez mujeres en Italia confiesan haber sufrido este tipo de violencia.
El abogado de la familia, Alessandro Palombi, recoge ahora elementos para presentar una denuncia paralela a la propia investigación de la fiscalía de Roma, y añade otro dato fundamental. La madre no recuerda haber firmado el consentimiento para el llamado rooming-in, donde la madre tiene la cuna del bebé al lado para poder estar con él. Práctica que, dicen los expertos, es positiva solo si la madre no está sola para que se pueda compaginar el cuidado del neonato con su propio descanso tras el parto. El abogado además espera también poder escuchar el testimonio de las otras dos madres que estaban en la habitación con ella y que, al parecer, habrían pedido también ayuda sin ser escuchadas.