Las imágenes nunca vistas del golpe de Estado fallido en Brasil

Las imágenes del asalto al Congreso de Brasil y la casa presidencial del mismo han visto la luz diez días después del golpe de Estado. Las movilizaciones en la capital del país, Brasília, que comenzaron como unas protestas en contra el gobierno del nuevo presidente Luiz Inácio da Silva, acabó con muchos de los bolsonariastas haciendo el saludo Nazi y 1.200 detenidos, que están a la espera de ser interrogados. Ahora, se han publicado nuevas imágenes de la brutalidad con la que los afines al gobierno del expresidente Jair Bolsonaro irrumpieron en las instalaciones gubernamentales del país.

En las imágenes difundidas, se puede ver cómo las fuerzas policiales intentaban impedir la entrada de los revolucionario al Congreso, al Supremo y al Palacio Presidencial de Brasil con gases lacrimógenos, pero sus esfuerzos ante la muchedumbre cayeron en vano, según se ha podido observar a raíz de las cámaras corporales que llevaban los agentes. Los bolsonaristas destrozaron absolutamente todo, ensañándose sobre todo con los cristales y vidrieras que estaban por las instalaciones.

Un asaltante del Congreso de Brasil destrozó una pieza única, un reloj francés del siglo XVII

Como se ha podido comprobar a través de las grabaciones, los asaltantes destrozaron gran parte de mobiliario que había en las edificaciones institucionales, haciéndose valer de cualquier herramienta para llevar a cabo su cometido. Con un mazo improvisado, uno de estos radicales destrozó el cristal de una maqueta del palacio presidencial, para posteriormente seguir arremetiendo contra el sistema anti-incendios.

Así mismo, una cámara de seguridad captó como un simpatizante de Bolsonaro destrozaba un reloj del siglo XVII. Una pieza única que fue construido por Bathazar Martinot, el relojero de la corte francesa. Todo ello sin que los agentes pudiese hacer nada al respecto, que impedían cómo podían que más personas se adentrasen en el recinto.

Nada se escapaba de la furia de los bolsonaristas, mientras uno lanzaba un extintor contra un cristal de la entrada para hacerlo añicos, el resto arrasaba con el mobiliario, destrozando puertas y vidrieras. Una senda de devastación que ha abierto un abismo de desconfianza entre Lula y las fuerzas armadas. El presidente ya ha despedido a 40 militares que se encargaban de la seguridad del complejo gubernamental.

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