China sigue preparándose para la avalancha de contagios de covid, aumentando los espacios en los centros de salud para tratar pacientes con fiebre. Al mismo tiempo, repone medicamentos ante el repunte de positivos. Todo, después de que el Gobierno del gigante asiático relajase algunas medidas de su política de 'covid cero', vigente desde hace casi tres años, tras las fuertes protestas registradas en la capital, Pekín, y en distintas localidades del país.
En Pekín, sus casi 350 centros de salud comunitarios han establecido áreas para recibir a ciudadanos con fiebre en un momento en que "la explosión de casos está ejerciendo una gran presión sobre los servicios médicos", según reconocieron las autoridades locales. De este modo, el subdirector de la Comisión Municipal de Salud de la capital, Li Ang, ha instado a los residentes a que acudan a los centros solo si no mejoran después de tratarse en sus domicilios.
Según el funcionario, las clínicas que tratan casos de fiebre recibieron 22.000 personas solo durante el pasado domingo, 16 veces más que la semana anterior, aunque aseguró que la tasa de ocupación de camas en hospitales disminuyó del 66,7% el 8 de diciembre al 59% el domingo.
También anotó que las llamadas de emergencia subieron en los últimos días y que alcanzaron su punto máximo el 9 de diciembre, cuando se atendieron 31.000 llamadas, seis veces más de lo habitual.
Para hacer frente al creciente número de pacientes, Li dijo que la ciudad ampliará el número de las denominadas 'clínicas para la fiebre' de 94 a 303 y que dotará de más personal de coordinación para atender las llamadas de emergencia.
Entretanto, los residentes continúan adquiriendo pruebas de antígenos y medicamentos para tratarse en casa. Esto también ha llevado a que se haga otra petición desde las autoridades locales: comprar medicinas "solo cuando sea necesario". Y es que muchos de los locales que permanecen cerrados son farmacias que se han quedado con sus estanterías vacías.
Según cifras oficiales, apenas el 0,13% de la población ha contraído el virus hasta la fecha, pero esta primera oleada podría disparar el porcentaje al 60%, es decir, más de 800 millones de personas infectadas por primera vez en el plazo de unas pocas semanas.
A esto se añade, según apunta el diario ABC, una insuficiente tasa de vacunación con sueros menos eficaces y escasos recursos médicos. Múltiples proyecciones académicas pronostican cientos de miles de fallecidos, un escenario catastrófico que ya empieza a exhibirse.
En las calles, con menos peatones y más sirenas de ambulancias sonando, se intensifican las toses y los hospitales son los únicos sitios concurridos de la capital.
Como al comienzo de la pandemia, en enero de 2020, hasta el 80% de los profesionales sanitarios de algunos centros se han infectado. Sin embargo, muchos de ellos están obligados a seguir al pie del cañón.
No obstante, en los últimos días, la prensa oficial ha empezado a minimizar el riesgo de la variante ómicron a través de numerosos artículos y entrevistas a expertos.