La búsqueda de un enchufe con electricidad disponible se ha convertido en la tarea diaria para millones de ucranianos: decenas de personas se han agolpado en un supermercado de Odesa, al sur del país, después de que la ciudad portuaria se quedara sin luz este fin de semana tras un nuevo bombardeo ruso.
La gente se reúne en los pocos lugares que hay para recargar sus teléfonos móviles. Es la única forma de mantener contacto con sus seres queridos. Y es que la guerra no cesa tras casi 300 días desde su inicio, además de llegar el frío. Los combates continúan en el Donbás, donde se puede comprobar un escenario devastado tras el paso de los soldados rusos.
Yampil, a escasos kilómetros del frente de batalla, en el Donbás, es un pueblo militarizado. Los ciudadanos viven en alerta constante. Tanya, una civil, cuenta que su casa fue destruida por las tropas rusas, que estuvieron en la localidad durante cinco largos meses.