Mientras que la desolación se extendía por los hogares españoles tras la derrota de 'La Roja' frente a Marruecos en una fatídica tanda de penaltis, para los marroquís no existía nada comparado con la felicidad que sentían, habían logrado un hecho histórico. Si ya era para festejar que era la primera vez que se clasificaban para octavos de final de un mundial en 36 años, aún más cuando 'Los leones' se han clasificado por primera vez en su historia para unos cuartos de final. Era tal la felicidad de los aficionados de Marruecos, que ni el propio Rey Mohamed VI quiso perderse el encuentro, saliendo junto a la multitud a festejar la victoria por las calles de Rabat.
Las calles se tiñeron con bengalas rojas y cánticos en varios puntos del mundo, como en Bélgica, donde la pasada semana hubo altercados, Madrid, Barcelona, y sobre todo en varios puntos del país vecino de Marruecos. Nadie se lo quería perder. Mohamed VI, acompañado de sus guardaespaldas, recorrió las calles de Rabat en su coche vestido con la camiseta de la selección y sacando la bandera de Marruecos por la ventanilla mientras su chófer tocaba el claxon.
Aunque el buen rollo y el civismo abundó en las celebraciones de los marroquís, Bélgica ha vuelto a ser el escenario de altercados y contenedores quemados. Inicialmente todo estaba tranquilo, cientos de aficionados marroquís se agruparon con banderas y bengalas para festejar el pase a cuartos, pero todo acabó truncándose cuando un grupo de radicales lanzó fuegos artificiales contra la policía, que tuvo que cargar contra la multitud con gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los alborotadores.
Finalmente, la noche acababa con múltiples detenciones por parte de la Policía Belga, concretamente 119 detenidos, acusados de desorden público.