Un año después de su salida del poder, Merkel hace (algo de) autocrítica con su política con Rusia
En una entrevista con el semanario Die Zeit publicada este jueves, la ex-canciller Angela Merkel pronuncia las que son sus primeras palabras de autocrítica a su gestión.
Pese a los problemas asociados a su “discutido legado”, la ex-canciller había omitido críticas a su gestión desde que dejó el poder hace un año.
Merkel, tiene previsto escribir un libro con sus memorias políticas. Su publicación se espera para 2024.
Una de las primeras cosas que hizo Olaf Scholz al llegar a la Cancillería Federal como flamante jefe del Gobierno alemán y primer canciller de la era post-Merkel fue preguntar a sus asesores si había un plan en caso de que Rusia decidiera cortar el grifo del gas. La respuesta fue preocupante: “no”.
Esa falta de planes se daba incluso cuando, en 2021, Alemania importaba el 55% de su gas natural a Rusia, un porcentaje que habla por sí mismo de una enorme dependencia energética. Tres meses después de que Scholz se diera cuenta de que su país no tenía planes en caso de que Vladimir Putin usara el gas como arma contra Alemania, Rusia lanzaba su ilegal guerra contra Ucrania. Tras el inicio de esa invasión, Rusia ha terminado cerrando de facto el grifo del gas a Alemania.
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Ahora resulta inevitable pensar que mucha de la responsabilidad de que Scholz y compañía hayan tenido que trabajar como si no hubiera mañana en la compra de gas – sensiblemente más caro que el ruso – en los mercados internacionales está en la falta de preparación que dejó su predecesora en la Cancillería Federal, Angela Merkel.
Pero estos días en que se cumple el primer aniversario de la salida del poder de la que fuera jefa del Gobierno alemán durante 16 años, Merkel sigue sin apenas dar cuenta de lo que ahora parecen ser grandes errores estratégicos cometidos bajo sus cuatro sucesivos mandatos.
Toda una novedad son, sin embargo, sus palabras en una entrevista publicada en la edición aparecida este jueves del semanario Die Zeit. En ella, según recogía este miércoles la agencia británica Reuters, Merkel se hace algunos reproches. Son pocos, pero sí que reconoce la ex-canciller que se debería "haber reaccionado más rápido a la agresividad de Rusia" en la escena internacional.
Tras la agresión rusa de 2014 contra Ucrania, con la anexión ilegal de Crimea y el apoyo de Moscú a los separatistas prorrusos del este ucraniano en su conflicto con el Gobierno de Kiev, no hubo grandes discursos de Merkel en el Bundestag para dar cuenta de que el país tenía que cambiar muchas de sus tradicionales políticas respecto a Rusia. En Die Zeit, los discursos que Merkel lamenta no haber pronunciado son aquellos relativos a la falta de cumplimiento de su país del objetivo del gasto en defensa del 2% del PIB.
"Alemania no consiguió el objetivo del del 2% pese al aumento [del gasto en defensa, ndlr.]. Pero yo tampoco hice inflamados discursos para lograrlo", según Merkel. Hubo que esperar a la invasión rusa contra Ucrania de febrero de este año para ver a su sucesor, Olaf Scholz, hacer precisamente eso. A saber, discursos en los que prometiese para más pronto que tarde subir el gasto militar al 2% del PIB como figura en los compromisos de la OTAN.
“Es difícil hablar del pasado”
Los comentarios con algo de autocrítica de Merkel contrastan con el tono en que venía pronunciándose sobre las consecuencias geopolíticas de sus 16 años en el poder. La autocrítica, de hecho, brillaba por su ausencia en los dos recientes encuentros que ha mantenido Merkel con las revistas Stern y Der Spiegel, en los que se ha presentado “la nueva vida de Angela Merkel” tras “un año sin estar en el poder”.
En las visitas que hacían los periodistas de esos medios a la ex-canciller en su céntrica oficina berlinesa, en la que se ocupa como jefa del Gobierno jubilada, no se daba cuenta de que Merkel albergara verdaderos remordimientos sobre su gestión. Presentando como argumento “no querer meterse en la política actual”, Merkel decía a Alexander Osang, el periodista del Der Spiegel con el que se veía la ex-canciller hace unos días, que “es difícil hablar del pasado porque es, en seguida, hablar del presente”.
“Me hubiera gustado un tiempo de paz tras mi despedida [del poder, ndlr.] porque me ocupé mucho de Ucrania”, decía la ex-canciller a Der Spiegel. Cierto es que, tras la ilegal anexión de Crimea de 2014 y el inicio del conflicto en el este de Ucrania, entre el Gobierno de Kiev y los separatistas prorrusos apoyados por Putin, a Merkel se la vio liderando la respuesta occidental ante Putin. Eran tiempos en los que, en la Casa Blanca, el presidente estadounidense Barack Obama parecía delegar los asuntos del 'viejo continente'.
Pero los Acuerdos de Minsk que ella promovió para poner paz entre Kiev y Moscú han terminado viéndose, para muchos, como "un intento para complacer al Kremlin y en gran medida ignorar los intereses de Ucrania”, según ha explicado Jan C. Behrends, profesor de estudios de Europa del Este en la Universidad Europea Viadrina, en Fráncfort del Óder (este germano). No es la primera vez que Merkel actúa en contra de los intereses de Kiev. A la entrada de Ucrania en la OTAN, la Alemania de Merkel se opuso en 2008 en la cumbre que celebró la Alianza Atlántica en Bucarest.
La canciller que vio venir a Putin
En declaraciones a Die Zeit, Merkel defiende esos acuerdos de Minsk como "un intento de evitar una guerra" como la que está teniendo lugar ahora. "No haber tenido éxito no quiere decir que que hacer ese intento era algo equivocado", se defiende Merkel.
Es probable lo que más extrañe del 'caso Merkel' ante Putin es que la otrora canciller se dio pronto muy cuenta de que el presidente ruso vivía “en otro planeta”. Eso decía Merkel de Putin en 2014. Este verano, la propia Merkel decía que “sabía cómo pensaba Putin”.
No se puede decir que la que fuera elegida 14 años “mujer más poderosa del mundo”, según la revista estadounidense Forbes, hizo lo suficiente para disuadir a Putin. Tampoco preparó, en vista de las dependencias gasísiticas de su país con Rusia, el cierre del grifo del gas que ahora tanto sufrimiento económico está causando a Alemania.
Un libro de “memorias políticas” en el horizonte
Por eso mismo decía a NIUS este verano el intelectual británico de origen ucraniano Peter Pomerantsev: “el de Angela Merkel es un caso interesante, porque ella vio perfectamente lo que era Rusia, pero su reacción fue arrodillarse, someterse y no hacer nada ante Moscú”.
Para aclarar los no pocos interrogantes del, según los términos de Stern, “discutido legado” que ha dejado a su país – y en buena medida a Europa – bien pudiera servir el libro que la ex-canciller está preparando. Se trata de un volumen de memorias políticas que se supone verá la luz en 2024. Su estrecha colaboradora, Beate Baumann, ha contado a Der Spiegel, que ese libro lo escribirá la propia ex-canciller, sin contar con la pluma de “historiadores o periodistas”.
En la calle, más allá de lo que puedan decir historiadores y periodistas, Merkel sigue gozando de una buena imagen. Una reciente encuesta publicada en Stern señalaba que el 72% de los alemanes piensa que la canciller alemana figura entre los más importantes de la historia del país. El Instituto Allensbach, otro centro demoscópico citado por Der Spiegel, ha dado cuenta de que, entre la población, los tres cancilleres más importantes de Alemania son hoy día Konrad Adenauer, Willy Brandt y Angela Merkel.