Parece que el Mundial de Qatar va a polémica por día. La última: por un arcoíris Han confundido la bandera de Permanbuco, un estado brasileño, con la LGTBI. En un país, que ya se sabe, la homosexualidad es delito y donde a última hora han prohibido que los futbolistas lleven brazaletes de colores. Algunos países han elaborado guías de comportamiento para los aficionados.
En las imágenes que se han difundido acosan a un periodista que lleva un símbolo en una bandera que es LGTBI. Le quitan la bandera, que en realidad era del estado brasileño de Pernambuco, y también su móvil.
Nadie de las autoridades de Qatar ha dado una explicación sobre esto.
No es la única vez que vemos como intentan impedir el trabajo de la prensa que cubre el Mundial de Fútbol. Poco antes de la inauguración interrumpieron a un reportero que hacía un directo, con la excusa de que creyeron que no estaba acreditado.
Son las consecuencias de celebrar un Mundial de Fútbol en un país que no respeta ni los derechos humanos. Muchos países han elaborado guías para aconsejar a sus ciudadanos como comportarse en Qatar.
Por ejemplo, Alemania, que les advierte que no se puede consumir alcohol en espacios públicos, salvo los espacios especialmente habilitados para el Mundial de Fútbol y en los bares cerrados a turistas extranjeros; tampoco dar muestras de afecto o no cumplir con sus estrictas normas de vestimenta, como llevar escotes.
En Qatar, aunque trate de dar otra imagen al mundo con la celebración del Mundial de Fútbol, rige la ley islámica, con imposiciones tan bárbaras como las que castigan con cárcel las relaciones entre homosexuales y las extramatrimoniales.